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● Esta es la primera vez que se incluye el escenario de riesgo por contaminación atmosférica en el territorio metropolitano.
● La actualización de los planes constituye una estrategia preventiva para afrontar los episodios de calidad del aire.
Los 9 municipios y el distrito de Medellín adelantan la incorporación de este escenario de riesgo en sus Planes Municipales de Gestión del Riesgo de Desastres (PMGRD) con la asesoría y acompañamiento del Área Metropolitana, buscando articular acciones enfocadas en mitigar las causas que generan las afectaciones en la calidad del aire.
Los dos episodios de contaminación atmosférica que se presentan cada año en el Valle de Aburrá se dan usualmente entre los meses de febrero-abril y entre septiembre-noviembre. Con esta actividad preventiva, se da respuesta a la necesidad de impulsar medidas frente al riesgo por efectos adversos que se pueden ocasionar en la salud y los ecosistemas.
“Incluir por primera vez el escenario de riesgo por contaminación atmosférica en nuestro territorio representa una gran novedad al permitirnos disponer de información científica para actuar de manera preventiva e impulsar que la ciudadanía se apropie de forma anticipada frente a las acciones que contribuyan a reducir los detonantes de los episodios de calidad del aire”, resalta Luz Jeannette Mejía, Líder de Gestión del Riesgo de Cambio Climático del Área Metropolitana del Valle de Aburrá.
En este proceso, se revisan los antecedentes asociados a la ocurrencia del fenómeno, la descripción de la condición de amenaza, evaluación de la vulnerabilidad y el análisis de riesgo para identificar las medidas de intervención.
Los entes territoriales con los cuales se tiene actualmente una ruta de trabajo activa, son: el distrito de Medellín, Envigado, Sabaneta, Caldas, Itagüí, Copacabana y Girardota.
Se espera que en estos planes se incluyan componentes relacionados con el fortalecimiento y aprovechamiento del conocimiento científico, ordenamiento territorial, transformación hacia una movilidad eficiente y de bajas emisiones, incremento de espacios verdes y arbolado urbano, industrias y servicios competitivos y de bajas emisiones, mayor efectividad en las sanciones a los agentes contaminantes, atención oportuna y eficaz a episodios críticos de contaminación del aire, protección y transformación de zonas sensibles a la contaminación, entre otros componentes.
Este proceso cuenta con actividades de diálogo, articulación entre instituciones, pedagogía, educación y cultura ciudadana y fortalecimiento del marco regulatorio.





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