28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Petro en París: «EL fascismo es la eliminación de la diferencia»  

Por María Helena Escalante 

París, noviembre. 

‌Cuando Gustavo Petro ingresó al Anfiteatro Jacques Chapsal de Sciences Po de París para hablar de crisis climática y política internacional, pareció por un momento que algunos de los presentes tenían dificultad para imaginar que ese hombre vestido de jean, con un banal suéter rojo de lana, algo despeinado y con aspecto relajado, fuera el presidente de Colombia. Además, porque Petro hizo su entrada al recinto por el acceso de todo el mundo. Lo que marcaba su prestancia antes de tomar la palabra era la masa de guardaespaldas y seguidores que parecía empujarlo hasta el estrado.

Cierto es que en el reputado instituto de posgrados de “Science Po” la formalidad vestimentaria es lo que menos importa, algo muy parisino. Lo que interesa en este claustro de renombre en Francia y el mundo entero es la profundidad con que se estudian y se tratan temas académicos en ciencias políticas.  

Así que, un vestido sastre y una corbata para Petro habría resultado hasta anacrónico si se piensa que el mandatario colombiano acababa de llegar a París de la COP 27 en Egipto, para ser precisos de Sharm el-Sheik  “un balneario sin pueblo, sin alma, aislado del mundo real y que por su localización exige un esfuerzo para llegar hasta allí”, según su descripción.

La prensa,  y en especial la de Colombia  ha informado con prodigalidad sobre los temas de Petro en lo que tiene que ver con la protección del medio ambiente, que de hecho fueron expuestos en Egipto de forma breve, y que él  presenta como un “Decálogo de proposiciones”, una especie de diez mandamientos a respetar para contener desde ya la degradación de nuestro planeta.

Los principales mandamientos ecológicos de Gustavo Petro son :  Descarbonizar el planeta, proteger la selva amazónica, acabar/ frenar la exploración petróleo, proteger el agua “sin ella no hay vida” y cuanto antes, ir hacia la implantación de energías renovables para lograr una economía de la equidad, sobre todo de la igualdad, “una palabra con mucha significación aquí en Francia…” , subrayó.

De su intervención el 9 de noviembre en París deja para pensar la relación que Petro establece entre estas grandes conferencias sobre el clima y las crisis que se viven en el mundo. Mientras que se contabilizan ya 27 COPS,  la inercia y la dificultad a la hora de aplicar sus decisiones sacan a relucir el aspecto tecnocrático que van tomando éstas.

Gustavo Petro recordó cómo siendo alcalde de Bogotؘá su venida a París a la COP 21 en noviembre de 2015 significó para él una contradicción. 2015 había sido un año de terribles dificultades para Francia tras los atentados yihadistas que marcaron el comienzo y el final de ese año : el 7 de enero un atentado contra el semanario satírico Charlie Hebdo (12 personas muertas), el 9 de enero, otro contra un supermercado de productos judíos (5 personas muertas) y el 13 de noviembre otros tres más intensos contra el teatro Bataclan y cinco bares y restaurantes cercanos a él (130 personas muertas).

Contra viento y marea la COP 21 se realizó ese año en ese contexto como una forma de conjurar la adversidad y pese al luto que se vivía en Francia y todo ello bajo la orden de gobierno de represión policial de toda manifestación callejera por más ecológica que fuera.
En el presidente  Petro ese recuerdo se manifiesta de esta manera : “Acabo de llegar de la COP 27 en Egipto pero también estuve aquí en París en la COP 21. En el 2015 esperaba ver a un millón de personas movilizadas en las calles y lo que vi fue un país en estado de sitio lo cual fue muy paradójico para mí porque yo venía de luchar con las armas contra un estado de sitio de 25 años en Colombia, y París para nosotros era el referente democrático, progresista, por lo cual llegar a esa cumbre en medio de esa crisis fue sintomático de lo que estaba pasando y de lo que ahora está pasando…”

El estado de degradación de nuestro planeta, que conduce a una degradación de nuestras sociedades lleva a pensar al mandatario colombiano en el ejercicio de la política, que para él ya no se  puede ver como una riña entre izquierdas y derechas tal y como las conocíamos antes de su llegada al poder y con lo peor de ellas, persecuciones, secuestros, asesinatos, desapariciones.  “Nuestra agenda no contempla la eliminación de los opositores. Eso es fascismo, que es sinónimo de la eliminación de la diferencia…” 

Petro habló a los parisinos de una América Latina que más que latina es negra, indígena, mestiza y que ya no acepta como modelo de desarrollo la sola explotación de sus recursos naturales. Lo que se requiere ahora es de apoyo para preservarlos.
Los países ricos según el presidente Petro,  “los grandes contaminadores del planeta”, deberán replantearse su propio modelo y América Latina adaptarse a nuevos modelos de gobierno, no jerárquicos ni verticales sino horizontales y abiertos. Se trata de mirar hacia el horizonte de la tierra y desde ahí hacia nosotros mismos”. 

Al final de su intervención, Petro salió del Anfiteatro como llegó: por la misma puerta por donde salen y entran todos los que pasan por ese instituto de la rue Saint Guillaume y de nuevo en medio de una nube de seguidores, para subirse luego a un automóvil de servicio diplomático en donde lo esperaba una sola persona, su hija Sofía, alumna de Sciences Po.