28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Para despedir a octubre 

Por Oscar Gómez Domínguez  

Para no dejar ir así no más el día de las brujas, comparto estas historias de niños que vengo coleccionando y publicando hace varios años en El Colombiano, de Medellín. Hasta el momento van 51 entregas y el rancho ardiendo. Mientras haya niños, habrá de estas historias De paso, paso el sombrero que depositen allí historias similares: 

Octubre, mes de los niños, huele a pañales desechables. A talco para bebé. A levantadas (de mamá, nunca de papá) a cualquier hora del día o de la noche. Se oye un rumor cercano de llanto corrido. 

Chupón o biberón (pacifier, pacificador, en inglés) es otro de los alias de octubre. (El chupón es el sicoanalista de caucho que les dan a las bebés para que se callen). 

Octubre se da ínfulas de mes tetero. Su piedra preferida es la ira… que les da a los locos bajitos cuando se demoran en permitirles atacar la producción láctea de mamá. 

Este mes es un buen pretexto para pensar en su derecho a la vida, a la salud, a la educación, a las muñecas. Pero como esos derechos se deben ejercer siempre, en el almanaque Brístol de sus vidas cada segundo es un octubre distinto. 

Los niños viven siempre en domingo, en viernes cultural, en quincena, en fin de semana, en diciembre perpetuo. Para ellos todos los días es 31 de octubre, día de las brujas, día de los niños, de los chocolates. 

Preguntan que da miedo. “Nosotros sí que les preguntamos a ustedes”, se lamentaba algún día mi hija cuando su cabecita estaba más lejos de las estrellas. “Pregunten que para eso estamos los padres”, le respondí, sacando pecho. “No. Es que ustedes nunca nos saben responder”.} 

“De niña, no quería ser negra” (Vicepresidenta Francia Márquez, en entrevista para CNN. Lo decía al ver la discriminación que sufrían los de su raza). 

La última de Ilona, nuestra nieta. Ayer y antier comimos en la mesa del comedor y no en la mesita de la cocina… entonces dice: “Mami, cuando comemos en esta parte de la casa parecemos ricos” 

Como la abuelita Alicia enviudó hace poco su nieto Juan José, de 3 años, le dice una noche: «Abuelita, yo creo que tu necesitas dormir con un hombre, así que esta noche dormiré contigo». Parece que no le gustó mucho la experiencia porque al día siguiente le dijo: “Mejor duerme con el tío Juan Carlos esta noche…”. 

 -¿En dónde se botan los papeles, niño 

-En el incesto de la basura, mami. 

– Carlitos, le dice la abuela al pequeñín: Vamos al baño a hacer pipí 

– Ve tú, abuelita, yo no tengo ganas. 

 En el colegio le contaron al escritor Eduardo Galeano que Vasco Núñez de Balboa fue «el primero» que vio a la vez los océanos Atlántico y Pacífico. Galeano levantó la mano: «¿Los indios que vivían allí eran ciegos?». 

Nuestro vecino Pablito tenía tres o cuatro años cuando despertó llamando la mamá a voces: «Venga mamá para que vea el pipí cómo se me puso de duro, venga mamá«.  «Eso es que tiene ganas de orinar, Pablito.  Levántese y vaya orine para que se le quite».  Y se oyó fuerte el reclamo: «¿Y es que no piensa venir a ver mi pipicito 

“Te lo prometo, en adelante no volveré a viajar sino en sueños”, Julio Verne, a los 11 años a su padre. 

Contado por Michelle Obama, primera mujer de Estados Unidos: En entrevista con Larry King: “Cuando mi marido recibió la nominación, mi hija de diez años se levantó a la mañana siguiente y le expliqué que papá había ganado. Y le pregunté: ¿No crees que es maravilloso? Y Malia dijo: Bueno, sí. Me doy cuenta de la enorme responsabilidad que representa, pero también habría sido enorme si Hillary Clinton hubiera ganado. Lo dijo sin parpadear”. 

Historia de un párroco: Celebraba yo hace diez años una misa dominical. Cuando un niño de 7 años oyó que yo dije: » Y está sentado a la diestra de Dios Padre». De inmediato le dijo a su tia que estaba al lado: «¿Y al Espíritu Santo no lo sentaron?». 

Una niña de 6 años, de segundo de primaria de un colegio europeo en Bogotá, le dice a sus padres: 

-No quiero volver a ese campo de concentración. 

Asustados, los padres lo primero que se les viene a la mente son los campos nazis. Le repican a su hija: 

-Pero ¿cómo así, por qué te atreves a hacer tal afirmación? 

La niña insiste: 

-Es que cuando llegamos al colegio la profesora todo el día repite: concéntrense, niñas, concéntrense. 

De niños, mis hijos Andrea y Juan, sostuvieron un día este diálogo: 

– ¿Por qué no tienes pipí? 

– Yo sí tengo, pero diferente. ¿No ve que soy una niña? 

– ¿Mami, a Andrea por qué le metieron el pipí? 

“Pienso que ya es hora de que haya un papá nuevo por aquí. ¿Cuándo expira tu mandato?” (Calvin a su padre 

“Mamá, ¿por qué está oscuro si hoy es mi cumpleaños?”. (Tolia, 3 años, en Vida y Destino, de Vassili Grossman). 

Mami, mami, en el colegio me dieron una clase donde dijeron y que el hombre proviene del mono. Esa vaina yo me la había inventado, y ahora resulta que es verdad. 

Una niña de 6 años, de segundo de primaria de un colegio europeo en Bogotá, le dice a sus padres: 

-No quiero volver a ese campo de concentración. 

Asustados, los padres lo primero que se les viene a la mente son los campos nazis. Le repican a su hija: 

-Pero cómo así, ¿por qué te atreves a hacer tal afirmación? 

La niña insiste: 

-Es que cuando llegamos al colegio la profesora todo el día repite: concéntrense, niñas, concéntrense. 

El abuelo Raúl le explica a su nieto que no puede abrir ese frasco porque está hecho de tal manera que los niños no lo puedan abrir. “¿Y cómo sabe el frasco que yo soy un niño?”. 

En la foto, autorretratos de nuestros nietos. A partir de la izquierda, Ilona, Patrick, Sofía y Mateo (los nietos son mellizos, de doce años. Las nietas tienen diez y ocho años).