25 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Pan de flor

Por Carlos Alberto Ospina M. (foto)

Sentada en el desvencijado taburete de madera, color verde “hospital”, María, canta el Rosario y cruza de, lado a lado, las extensas tiras de pelo, aún húmedo, en el levante de su vida. De vez en cuando, mira la chocolatera tatuada de hundidos y cicatrices a consecuencia de la centena de batallas espumadas en la cocina. Huele a café con agua de panela, a yerbabuena y limoncillo. Apesta a la mixtura de tiempos amontonados en el pequeño cuarto de 3 x 4 metros en donde, 35 años atrás, se refugió con su vientre de 4 meses de embarazo y dos niños pequeños de 3 años de edad y otro con apenas unos meses de nacido. Ella, quedó desamparada en medio de la disputa por el control del contrabando de tabaco y la pelea por la herencia de unos cuantos predios fértiles en el municipio de Rionegro. En el fondo del río del mismo nombre, Juan Manuel, su esposo perdió la salud de los pulmones y la dejó viuda a flor de agua.

El discontinuo pisar el pedal de freno de aire anuncia en la parte alta de la calle Ayacucho la llegada del camión de escalera repleto de flores y legumbres frescas. La jornada había comenzado a las 4 a.m. en el Corregimiento de Santa Elena de Medellín. Decenas de familias campesinas de varios municipios de oriente antioqueño arruman los productos y los aromas de la tierra hasta asfixiar los compartimientos y el techo del transporte veredal. Sobre bultos de papa, racimos de cebolla junca y ataos de claveles, la gente de campo viaja acurrucada con el propósito de abastecer la tradicional Placita de Flórez, ubicada en la calle 50, más conocida como Colombia, entre la avenida Giraldo y la carrera 40, en las inmediaciones de los barrios Boston, Buenos Aires, Las Palmas y El Salvador. (Lea la columna).