25 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Ómicron e Inflación

Rafael Bravo


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Por Rafael Bravo

“As it lingers, high inflation has been denting many Americans’ confidence in the economy’’. 

‘’A medida que persiste, la alta inflación ha venido socavando la confianza de los norteamericanos en la economía’’. 

Estos dos fenómenos son una realidad que han puesto a prueba la capacidad de los gobiernos para reaccionar de manera que los salarios conserven el poder de compra y que la variante con su velocidad de transmisión lleve a un aumento récord en el número de contagios que ocasiona ausentismo e interrupción de la actividad económica. El índice de precios en los Estados Unidos alcanzó su nivel más alto de los últimos 40 años. El aumento del 7 por ciento indica que la inflación seguirá subiendo en los próximos meses. En la orilla de los optimistas se sostiene que los problemas en las cadenas de suministro comienzan a ceder, permitiéndole al sector productivo ponerse al día con la demanda. 

La aparición de la variante ómicron ha obligado a cerrar importantes centros de producción en China y a las empresas de transporte a retrasos en la entrega de mercancías provenientes de ese país. El mundo sigue dependiendo de un suministro oportuno de bienes y servicios chinos y las acciones que se tomen en Beijing en su intención por controlar la expansión del virus, van a ser definitivos para que la demanda no sufra nuevas alteraciones. Los regímenes autoritarios se pueden dar ese lujo. 

La Corte Suprema de los Estados Unidos acaba de ponerle fin a la disputa según la cual no es requisito estar vacunado para trabajar en aquellas compañías con 100 o más empelados. Un fallo que deja muchas dudas en el propósito del gobierno Biden de proteger a la fuerza laboral de la pandemia. La decisión no debe sorprender teniendo en cuenta que hay mayoría conservadora y de acuerdo con la jurisprudencia esa exigencia extralimitaba las libertades individuales y resultaba onerosa para las empresas. No parece importar los más de 800 mil muertos producto de la pandemia. 

La mayoría de los analistas argumentan que los incrementos de precios no sólo en los Estados Unidos sino alrededor del mundo son principalmente consecuencia de la crisis que vivimos con el Covid. Culpar a los gobiernos y bancos centrales por los errores de política es desconocer el impacto de un bicho que ha mostrado su resiliencia y capacidad de mutación. Quizás valdría la pena preguntar si los estímulos monetarios que recibieron los norteamericanos tengan alguna incidencia en el aumento de precios. 

La acumulación de ahorros durante la pandemia fue significativa: 2.7 billones de dólares que una vez los ahorradores salieron en la búsqueda de bienes durables, la economía fue incapaz de suplir la demanda. Según reporta el banco de la Reserva Federal de San Luis, los norteamericanos gastaron a una tasa anual de 16.4 billones a noviembre de 2021, muy por encima de 14.8 billones a febrero de 2020 justo antes de que comenzara la pandemia. Ese pico de gasto no tiene precedentes y explica el choque entre la demanda y las cadenas de suministro. 

La trayectoria del Covid con la variante Ómicron hoy día en su mayor apogeo y sus efectos sobre la inflación es muy incierta. Si la pandemia logra manejarse podría impulsar el aumento de precios tal y como ocurrió cuando las economías reabrieron en 2021. Para los expertos el argumento de mayor credibilidad para lograr una baja en la inflación es que haya un giro de la demanda de bienes durables hacia los servicios. Los ojos están puestos en el anuncio de la Reserva Federal de subir las tasas de interés en marzo al tiempo que habrá una reducción en la compra de bonos reduciendo la oferta de dinero que para algunos ha sido un componente en los índices de inflación. 

Si bien Ómicron ha resultado menos mortal, su propagación es mayor con unos efectos que no sólo afectan a más personas sino también el personal de la salud que se ve incapaz de atender las necesidades que exige el momento. La población de no vacunados y el incremento de casos en los menores de edad es la que está causando los cuellos de botella en los hospitales y el mayor número de muertos. Ya las principales autoridades sanitarias del mundo decidieron disminuir los días de aislamiento teniendo en cuenta su baja morbilidad, pero la confusión reina entre la gente que no sabe distinguir entre un resfriado y los verdaderos síntomas de la variante. 

De cualquier manera, El Covid en su más reciente versión Ómicron definitivamente es una de las causas para que el mundo atraviese por unos índices de inflación sin precedentes en la historia económica reciente. Esta última variante es la razón para que haya menos trabajadores disponibles, para que aquellos cuyo trabajo requiera presencialidad resulta muy difícil encontrar el sustento familiar, para que los puertos no puedan recibir las mercancías, para que en las estanterías de los supermercados los faltantes sean la nueva realidad y para que los consumidores nos veamos resignados a pagar unos precios que cada vez más nos limitan el presupuesto familiar.