Hay grupos cerrados donde se excluye al que piensa diferente, matonea al disidente y amenaza al que llame a la cordura. Nueva entrega de alianza de EL NUEVO SIGLO y la Procuraduría
Freud decía que las masas entre más grandes fueran más infantilmente se comportaban. Sin que importe lo que el creador del psicoanálisis entienda por infantil, es claro que los grupos, donde sus miembros no se conocen, tienden a ser muy pasionales; a establecer bandos de pertenencia o de exclusión; y donde un mínimo ruido o movimiento genera olas que se multiplican y generan fenómenos que pueden arrollar a los que se resistan a su fuerza.
Hoy las redes sociales son el mejor ejemplo de cómo se comportan esas masas, que operan como enjambres buscando aguijonear los peligros reales o imaginarios. En las redes sociales cada día se crean grupos cerrados donde se excluye al que piensa diferente, se matonea al disidente y hasta se amenaza al que haga un llamado a la cordura. Esta histeria colectiva hace sentir que el pertenecer a una masa, que acaba homogenizando un particular discurso, es la mejor prueba de que la verdad nos pertenece, que nuestra causa es la única justa y que se justifica, por la nobleza de los ideales que nos identifican, agredir, amenazar y destruir la honra ajena. La masa cree poseer la verdad, los estandartes más nobles de la humanidad y la licencia para destruir la honra y la dignidad de aquellos que no pertenecen a ella. (Lea el análisis).
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