24 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

No hay cama pa’tanta gente

Por Claudia Posada

Que el médico aquel sí dijo lo preciso; no, es el del Valle el que dijo lo cierto; que en del Japón es en el que hay que creer; ah, pero el de formación holística nos aterrizó… y siguen rodando los videos en las redes, los audios y los memes.

Todos ellos quieren aportar a la verdad, ninguno miente desde su percepción. Tantas posturas ante la pandemia oímos, como mensajes que llegan.

¿Y cuál es la posición que debemos seguir? La que el sentido común nos inspire confianza y credibilidad. En todo caso igual nos pasa con el mandatario Duque, lo mismo con la alcaldesa Claudia López. Ellos fueron elegidos por los ciudadanos y están gobernando para sus votantes y también para sus contradictores.

¿Para qué guiarnos por la polarización? Los gobernantes están seguros de lo que hacen y deshacen. Seguros de lo que les dicen. ¿O siguiendo presiones? Solamente ellos lo saben.

Y los de a pie frente a un gran dilema: ¡No más encierro! Dicen unos… ¡Volvamos al confinamiento pleno! Dicen otros…

Cada uno de los colombianos vive su propia incertidumbre. Somos jóvenes y queremos volver a clases y a la calle; somos mayores de 70 años y anhelamos salir para encontrarnos en las deliciosas tertulias con los amigos; tenemos un pequeño negocio y nos obligan a mantenerlo cerrado; vivimos del rebusque y ni modo de someternos a una multa; mi negocio es la moda y a nadie le importa más que a mí; la universidad está cerrada y me están sosteniendo la estada por fuera de mi pueblo pagando mi alimentación y arriendo sin estar estudiando ¡con qué cara sigo aquí!, tampoco puedo viajar a la casa de mis papás; estoy para deschavetarme… Son tantas historias como habitantes del planeta.

Los rumberos piensan que todo es cháchara; burlémonos de las medidas; la autoridad también se emborracha; mi mujer es insoportable, no me aguanto su cantaleta, le pongo el ojo morado y así cierra la boca; a la vecina le llegan ayudas del gobierno pero a mí no, ella tiene marido vago; a mis hijos no les tengo comida; cómo hago para que mis hermanos entiendan que es en serio; mi mamá está más enferma pero me da miedo llevarla a la clínica; mi papá está respirando peor que antes, no quiere hospitalizarse y tiene razón, dicen que a todo el que llega lo clasifican para la UCI y lo más seguro es que no lo volvamos a ver ¡ni vivo ni muerto!

Dictamen: “Haga lo que haga, tarde o temprano se va a contagiar”. Llegará a usted el virus, lo afectará de manera leve, o quizá gravemente para su sistema respiratorio; será tratado como si tuviera una neumonía, o es posible que le apliquen un tratamiento para problemas inflamatorios severos, todo depende del cuadro que presente. Tal vez el protocolo a seguir sea en estándar, un respirador; ¿o será el de la aspirina?

En fin, por mi parte quiero vigilarme atentamente y no dejar que los síntomas empeoren ¡Muy bien, es lo recomendado! Salgo en mi pico y cédula con todas las prevenciones del caso.

¡Por Dios necesito trabajar, con tapabocas y de lejitos pero me urge percibir algunos ingresos! Yo me declaro en quiebra, mi capital disminuye, que el gobierno resuelva lo mío es lo que me importa.

Y mientras tanto ¡No hay cama pa’tanta gente!  ¿Es que no entienden?