19 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Ni peor ni mejor, solo una profesión diferente

Por Misael Cadavid MD. 

Vivimos posiblemente la mayor crisis de salud de los últimos 100 años y los médicos somos nuevamente llamados para curar enfermos y salvar vidas, incluso algunos han vuelto a ejercer después de su retiro de jubilación. 

No aceptemos el discurso variopinto de que somos abnegados y héroes. Se ve a los medios de comunicación y al gobierno llamando a los médicos héroes, súper humanos que no duermen y arriesgan sus vidas, genios ilustrados y hasta aplausos se brindaron desde balcones en las noches. El miedo a morir es pavoroso! 

Somos héroes, pero en un infierno, muchos han muerto durante esta pandemia y nadie se pone a pensar que no somos soldados en una guerra, que somos hijos, padre, hermanos, que tenemos unas familias que sacar adelante. No veo al gobierno dando becas a nuestros hijos, ni exenciones en impuestos o servicios públicos, solo una bonificación paupérrima que no les llegó a todos y pare de contar. 

Pero eso sí, quieren que nuestro trabajo sea altruista y filantrópico y que haya jornadas tan extenuantes como de 24 horas. 

Hemos sido masacrados por el estado desde hace más de 3 décadas, con sus políticas laborales esclavizantes pauperizadas, a consecuencia de la explotación de las EPS. 

Sufrimos ataques de nuestros derechos y prerrogativas adquiridas, por parte de políticos serviles a los dueños de los conglomerados económicos dueños de la salud, directivos, empresas e incluso de otras profesiones que dicen que somos como ellos, aunque ellos nunca se ofrezcan al sacrificio de ningún tipo. 

¿Dónde están los curanderos, homeópatas empíricos, quiroprácticos, acupunturistas, armonizadores faciales y de chacras, expertos en inmunoestimulación, creadores de remedios mágicos, etcétera, en estas horas epidémicas de gran necesidad para los enfermos? Pero a ellos si acudimos pagando cifras exorbitantes y no confiamos en un médico especialista que tarda hasta 15 o 20 años para moldear su formación científica. 

¿Dónde están los políticos de este país que dicen que un médico es arrogante y lleno de privilegios, mientras que por 3 décadas nos han convertido en asalariados de medio pelo? 

Las EPS encontraron un gran momento en la pandemia para no gastar y suspenden cirugías y tratamientos a diestra y siniestra, ahora por primera vez en muchos años, todas tienen grandes excedentes financieros a costa de dejar a la población en modo coronavirus y que la población con recursos propios asuma sus tratamiento y exámenes particularmente. ¡Qué horror! 

Entonces ahora los médicos estamos en primera línea, con deficiencias en elementos de protección personal, con escaso arsenal terapéutico, con salarios sisbenizados, con atrasos en los mismos, con un gran incremento en las enfermedades mentales: depresión, ansiedad, fobias, desesperanzas, consumo de sustancias psicoactivas, pánico, obsesiones y compulsiones… Esto no les da a los superhéroes, somos de carne y hueso, sintientes como cualquier otro mortal. 

Ahora entiendo que hay luchas mediáticas entre políticos y gobernantes para aprovechar los reflectores y micrófonos, porque de eso sobreviven… 

Es hora que la Medicina sea valorada en este país, que se le dé la importancia de otrora, que los médicos incursionemos fuerte y decididamente en los espacios de poder. 

Es hora de luchar por salarios dignos, justos y compatibles con la importancia de nuestra profesión. 

Es hora que nos asociemos y seamos los verdaderos dueños de clínicas y hospitales, no seguir siendo áulicos esclavizantes de las aseguradoras y conglomerados económicos dueños de la salud, debemos romper los paradigmas de la administración del sistema, es más fácil enseñarle a un médico administración que a un administrador medicina, eso humaniza el servicio, lo hace más ético.  

Imagine el lector a un médico administrando una empresa petrolera. El símil a la inversa es lo que pasa en nuestro país. 

No somos héroes, somos profesionales, que igual que todas, quizá imprescindibles, solo que nos diferenciamos por la naturaleza y enorme responsabilidad de preservar el bien más preciado, la salud. 

Ni mejor ni peor, solo una profesión diferente. 

Ser abnegados, altruistas y apóstoles de nuestra profesión no es óbice para luchar por nuestras garantías laborales, es hora de hacer sinergias y exigir cambios en las políticas laborales para el personal de la salud, no más tercerización, no más inestabilidad laboral, no más esclavización. 

Dejemos de cargar con la responsabilidad de la falta de autorizaciones para un tratamiento o una cirugía, de exámenes de laboratorio negados, de falta de medicamentos e insumos médico quirúrgicos, cuando esto es responsabilidad gubernamental, dejemos de soportar que nos reclamen y hasta nos agredan los pacientes, que nos demanden civil y penalmente, cuando se destinan cantidades multimillonarias a subsidiar a los partidos políticos, legisladores, magistrados, a la guerra, a obras de infraestructura mal planeadas e ineficientes. 

Es hora de apostarle decididamente a la educación y a la salud del pueblo.