
Por Ramiro Orozco G.
El pasado 24 de julio el presidente Gustavo Petro le comunicó al país la “gran noticia” de que había firmado con el gobierno de Venezuela un acuerdo de entendimiento para hacer una zona económica especial llamada “zona de paz, integración y desarrollo” con el fin de impulsar el comercio bilateral, fortalecer la economía fronteriza y promover la producción conjunta.
En el papel es fantástico que dos países hermanos trabajen conjuntamente en nobles propósitos, lo malo es que en las actuales circunstancias no solo es inconveniente sino peligroso para Colombia hacer negocios con el gobierno de Nicolás Maduro.
Esta opinión se fundamenta en que un día después del gran anuncio, es decir, el 25 de julio el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos con base en la orden ejecutiva 13224 determinó sanciones al cartel de los soles. Si, a ese cartel narcoterrorista del que el trío Maduro, Diosdado y Padrino dicen que no existe y se burlan de las sanciones.
El comunicado de prensa del Tesoro de EE. UU., titulado «Treasury Sanctions Venezuelan Cartel Headed by Maduro», (El Tesoro sanciona al cártel venezolano encabezado por Maduro) explica que el cartel de los soles proporciona apoyo material a organizaciones terroristas como Tren de Aragua y el Cartel de Sinaloa.
Esta situación es de la mayor gravedad para nosotros debido a sus implicaciones políticas y sobre todo económicas. El Departamento del Tesoro prohíbe hacer negocios con las personas vinculadas a este cartel so pena de ser sancionados, claro, si uno se llama Colombia porque si se llama China o Rusia esto no aplica.
La llamada Zona Económica Especial (ZEE) la conforman dos estados venezolanos, el Táchira y el Zulia y tres departamentos colombianos, Norte de Santander, Cesar y la Guajira. Esta área de cerca de 140.000 kilómetros operaría como una zona administrada por ambos gobiernos donde circularán libremente personas y mercancías.
Lo que no cuenta la “gran noticia” es que en esta zona “de paz” está ni más ni menos que la región del Catatumbo, es decir, en esta zona está el 25% de los cultivos ilícitos de Colombia y de la que se piensa que hay más de 150 laboratorios para el procesamiento de la pasta de coca. Para agravar la situación se sabe que esta región está controlada por las bandas criminales, terroristas y narcotraficantes del ELN, el Tren de Aragua y el Clan del Golfo.
Debe ser desbordada la alegría de estos delincuentes sabiendo que ahora se les va a facilitar, aún más, transportar todo tipo de “mercancías” desde Colombia hasta el Golfo de Maracaibo de ida y vuelta ya que la “estricta vigilancia” de esta amplia región estará a cargo principalmente de la guardia venezolana. En mi opinión, en esta zona intentarán institucionalizar el narcotráfico, el comercio de armas y la trata de personas.
Petro acaba de casar una apuesta muy peligrosa para Colombia, hacer una alianza con los jefes del Cártel de los Soles no es solo una imprudencia sino una verdadera estupidez de consecuencias impredecibles para Colombia. Petro dijo que no iba a reconocer al gobierno de Maduro, pero sí lo volvió socio, ¡¡¡quién lo entiende!!!
Si esta alianza se realizara con Brasil, por ejemplo, en la región de la Amazonía, sería otra cosa, incluso si se hiciera con el mismo Venezuela, pero en la región de puerto Carreño y el estado de Apure se disimularía en algo. Pero, en plena región cocalera manejada por los grupos delincuenciales del ELN, el Tren de Aragua y del Clan del Golfo solo lleva a pensar que el dúo Petro (Foto) – Maduro (Foto) lo que están planeando hacer es un narco estado.
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