
Por Claudia Posada
Suele decirse que las mujeres somos más “explosivas” que los hombres, entendiéndolo por lo que también se describe como ser “de reacciones muy primarias”; de ahí que para los humoristas ofrecemos materia prima para poner en sus libretos el picante divertido por “cantaletosas”; pero en todo caso, no todo lo que decimos es cantaleta -en el hogar-, o polémico y controversial -en la política-, por lo tanto, de todas maneras es mejor no desatender palabras “explosivas” en boca de las mujeres de la casa, ni tampoco ignorarse lo dicho por ellas en el acontecer público, porque podrían estar tocando asuntos o criterios muy de fondo.
Las resientes publicaciones que dan cuenta de pronunciamientos que enfrentan a Margarita Rosa De Francisco con Vicky Dávila y Angela Benedetti (hermana del asesor presidencial Armando Benedetti) plantean por un lado discordias y por el otro apoyo en cuanto a las aspiraciones presidenciales de Vicky Dávila: “Margarita: Basta con que por primera vez en este país tengamos a una candidata mujer, ajena a la política. Claramente, lo que hemos venido experimentando es un error detrás del otro error. Vicky representa todo esto y me representa. Corcho no me representa. Pregúntale a Corcho por qué salió del Gobierno”. Replicó así Angela Benedetti en respuesta a la publicación de la red social X de Margarita Rosa De Francisco cuando la actriz sostiene que Vicky Dávila debe “proponer un proyecto serio”, y además dice que es lo menos que se le puede pedir a alguien que participa en una contienda electoral; Margarita Rosa también afirma en la misma polémica: “Lo que celebro en precandidatas como @carolinacorcho es que tienen un programa, una biblia donde se propone un proyecto consensuado entre técnicos en todas las áreas, científicos, líderes sociales y miembros de la sociedad civil, es decir, gente que ha colaborado en su elaboración durante años. No es una propuesta sacada de la manga, improvisada. Yo, como ciudadana electora, necesito oír cómo controviertes tú y los demás que queden como candidatos, esa propuesta del progresismo”. Eso es plantear asuntos de fondo en la esfera de lo público.
Y a propósito de discordias impulsadas por mujeres -no precisamente reconocidas por prudentes- ha sorprendido la reacción tan particular por parte de la precandidata a la presidencia de Colombia, María Fernanda Cabal quien respondió extrañamente a la investigación que presentó la Universidad Nacional de Colombia, y que dice en alguna de sus conclusiones: “…luego del Acuerdo de Paz que firmó el gobierno del expresidente Juan Manuel Santos con la guerrilla de las Farc, la deforestación en la Amazonia colombiana se disparó 177 %. La investigación de Valentina Cano Giraldo, magíster en Medio Ambiente y Desarrollo, de la Universidad Nacional, concluye que la salida de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc-EP) de la región amazónica, donde hicieron presencia desde mediados de 1980 para controlar las economías ilícitas, permitió que se desarrollaran actividades como la ganadería a gran escala, el acaparamiento de tierras y la explotación de hidrocarburos, y además se aumentaron la minería ilegal y los cultivos de uso ilícito, que han acelerado la devastación de la selva”. Según esto que señala la información de la Agencia de Noticias de la UNAL, se puede interpretar que al abandonar la guerrilla tales territorios se lo tomaron otro tipo de ilegales, lo mismo que ganaderos y mineros para aprovechar el desamparo de nuestras tierras amazónicas, con lo cual queda confirmado lo que señala la magister Valentina Cano: “Mi investigación aborda cómo la transición del control territorial en la Amazonia, tras más de 5 décadas de conflicto armado, ha dejado a estos ecosistemas vulnerables frente a actores legales e ilegales”.
Después de conocerse la dimensión de la noticia y alcance de esta importante investigación de la Universidad Nacional, la senadora del Centro Democrático, María Fernanda Cabal, hizo una publicación en su cuenta de X llamándole la atención en malos términos a la ministra de Ambiente Susana Muhamad, por lo que no se entiende qué tiene qué reclamar de la ministra: “¿Qué dice la ecópata?” Es lo que trinó la señora Cabal. ¡Qué falta de respeto con la ministra! A punta de malos tratos a quienes ostentan altos cargos del gobierno, nos gusten esas personas o no, no es así cómo se demuestran capacidades para ser buenas mandatarias; al menos no a quienes quieren ir más allá de análisis superficiales inconvenientes para elegir. ¿Son estas las reacciones que uno espera de quienes aspiran gobernar el país que enfrenta, entre otras muchas trascendentales situaciones, el manejo y decisiones de problemáticas tan delicadas y preocupantes como lo que evidencia la investigación de la magister Cano Giraldo? ¿Es ese el lenguaje que esperamos para quien podría estar al frente de un gabinete ministerial orientándolo en esos términos?
Definitivamente si queremos una mujer en la presidencia de Colombia, hoy tenemos un buen número de ellas candidatas o precandidatas, tantas como antes no se había visto; el abanico es amplio y faltan por lanzarse al ruedo algunas otras que van desde inexpertas hasta interesantes. Pero no pensemos en que el mero hecho de ser mujer da ventaja, ese no debe ser factor de peso para elegir, aunque lo sea para algunos sectores de la sociedad. En todo caso, entre los hombres y las mujeres que aspiran, de ninguna manera debería contar la emocionalidad como único soporte de los argumentos para salir a votar, aunque es el preferido por casi todos los asesores de campañas pues es innegable que ha dado resultados.
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