15 junio, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Mis propósitos para el 2025

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Claudia Posada

Por Claudia Posada 

Que me importe un “pito” y deje de irritarme la falta de responsabilidad de los conductores de motos que no respetan las señales de tránsito; no es culpa mía que los funcionarios de las Secretarías de Movilidad sean tan incompetentes; si los alcaldes se los aguantan porque son más ineficientes que ellos, no es mi responsabilidad. Qué me importe un comino ver en las vías a los conductores de motos serpenteando entre los carros, atropellando carriles que no les corresponden, son ellos los que tienen que cuidar su vida; tengo que endurecer mi corazón para no sufrir viendo accidentes en los que la indisciplina social tiene mucho que ver, pero no están en mis manos las sanciones. En resumen, que por fin me quede claro, que no debo preocuparme por la inoperancia de los funcionarios de todo orden que desatienden los compromisos por los que les pagan, son sus jefes los responsables y deberían preocuparse. 

Que la moda no me importe porque “la moda incomoda”; ya no estoy para darle gusto a la industria que lanza prendas con slogans que invitan a desechar prendas que van a parar a los arrumes contaminantes. No tiene porqué importarme repetir “pinta” para verme con las mismas criticonas. La moda es cíclica, así que mejor guardar lo que tengo para que cuando toque, “resucitar” lo más cool del closet y sentirme regia. La marca de tenis de cuando estábamos en el colegio saca modelos lindos, originales, cómodos, mejor estos que comprar “remedos” de las marcas para ricos que también compran los no tan ricos para “chicanear” aunque no tengan con qué comer.  Me voy a quedar con lo que tengo; no voy a gastar la plata que mejor destino a irme de paseo para conocer todo lo que me falta de las hermosuras de Colombia, qué bobada antojarme de lo más chic, no es bueno despertar la envidia de los que nada me han hecho. 

Que no me importe, no me irrite, no me den rabia, las babosadas con las que salen los políticos para justificar los descalabros a los que llevan al país por atravesarse a las buenas intenciones de los contarios; no es culpa mía que los electores los tengan disfrutando de las bondades del Estado sin mérito alguno. No voy a hacer fuerza por decisiones en esferas a las que pertenecen las clases dominantes, mi sufrimiento me hace daño a mí, no a ellos; ellos son los dueños de las consecuencias funestas y es a ellos a los que deben pesarles en sus conciencias. No pertenezco a la clase política, así que mejor aceptar que la política impacta a toda la población de una manera u otra, en menor o mayor medida, y sus disposiciones son estudiadas y sancionadas o no,  por los organismos o entes de las ramas del poder que deciden por el resto de los colombianos (yo estoy en ese “resto”) ¿y si chisto qué? ¡pues nada! ¿Entonces para qué chistar? soy yo la que me desgasto inútilmente. Necesito las neuronas intactas para vivir sabroso con los míos. 

A propósito de “vivir sabroso”, este 28 de diciembre lo más divertido del Día de los Santos Inocentes corrió por cuenta del meme que se burló dizque de los pobres ingenuos que creyeron en el pronóstico de la Vice al decir que con el cambio viviríamos sabroso. Pues la verdad es que yo no me quejo. Sigo viendo sabroso y viviré mejor si cumplo mis propósitos para el 2025. Creo que los que no han podido vivir sabroso son los de las ambiciones desmedidas y mienten sin sonrojarse; tampoco aquellos que recibieron contratos millonarios que ahora son de otros y eso los desespera; ni los que disfrutaron, en años anteriores, de la burocracia  que los tenía viviendo bueno pues repartían a manos llenas para sus parientes y amigos lo que el cargo les permitía; también dejaron de vivir sabroso  el ultimo  par de años los insaciables, aquellos que sufren porque  no están acaparando todo cuanto antes les dejó réditos que no les pertenecían. Y ni hablar de lo maluco que están viviendo los que no aceptan la redistribución de la riqueza como modelo de Estado para que todos vivamos sabroso.