28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Miércoles de las ciudades: Una acuarela llamada Versalles

Por Oscar Domínguez G. (foto)

El corregimiento de Versalles, en Antioquia, tiene a sus pies el municipio de Santa Bárbara y más abajo ese mediterráneo de carriel y ruana que es el puerto de La Pintada; su guardaespaldas geográfico es el Alto de Minas. Versalles vive güete de lindar con Montebello, mi terruño.
Con todos comparte adecuada y equitativamente el paisaje pintado por Dios los días compensatarios. O en los puentes.
A la parroquia de Versalles, tierra fácil para el paisaje, le dicta la metáfora del desorejado Van Gogh, citada por el japonés Kirosawa en uno de sus espléndidos Sueños: «El paisaje se pinta solo».
«Antes no veía el paisaje colombiano», dijo alguna vez el pintor Gonzalo Ariza a su regreso del Japón. Mientras no se me demuestre lo contrario, diré que se refería a su analfabetismo sobre el paisaje de Versalles, dotado de hermosos arreboles en su salsa vespertina.
Dicho sea plagiando a José Asunción Silva, Versalles es «una sola calle larga» que aparece sobre todo en las vueltas a Colombia.
Este pedazo de tierra que es una postal que se niega a dejarse poner al correo, debería cobrar impuesto estético a los turistas que lo frecuentan desde siempre, mejoran el currículo conversando con su gente, disfrutan de su clima amañador que podría ser exportado, preguntan dónde vivían las Corrales, indagan dónde residen los Villada, almuerzan y comen bien trancado en los restaurantes del sector, y luego se van. (Lea la columna).