23 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Medellín nos pertenece a todos

Por Juan David Valderrama

Llevamos varios días de marchas y la gran mayoría han sido pacíficas, alegres, expresando dolores e injusticias. En resumen: reclamando un mejor país. 

Tristemente, estos reclamos justificados se manchan por algunos que incurren en el vandalismo, ¿infiltrados de algún sector? ¿Buscan tergiversar algo? ¿confundir? Intentan dañar el mensaje de fondo: exigimos una nueva agenda social, políticos honestos, políticos que nos unan. 

También, están los que no marchan, empresarios, emprendedores, independientes y empleados que se levantan a trabajar de manera honesta, motivados por generar empleos y mejorar la calidad de vida. Marchantes y no marchantes tienen mucho en común: quieren un país más justo, no quieren corrupción, quieren buenos políticos. 

Aunque muchos colombianos están molestos con las marchas, este derecho constitucional debe ser respetado, incluyendo a los marchantes quienes deben evitar actos que opaquen sus buenas intenciones. 

Por último, está el Estado y sus fuerzas militares, que dentro de su deber está el cuidado de las personas, instituciones e infraestructura. 

Es fundamental escuchar las distintas partes para entender la perspectiva del otro. No es necesario llegar a acuerdos absolutos, pero sí a unos mínimos que nos permitan avanzar en paz. Esas conversaciones son una deuda histórica, en múltiples ocasiones la conversación es sólo entre políticos y no entre líderes sociales, activistas y jóvenes, entre muchos otros. 

Si logramos hacer una conversión diversa y acciones reales por fuera de la politiquería y con el sentido social que exige este momento, tendremos la capacidad de construir la ciudad y el país que muchos añoramos. Tenemos la oportunidad, no la dejemos pasar esta vez.