15 octubre, 2025

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Mas sobre la biodiversidad del suelo: Al oído de la COP16

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Jose Hilario Lopez

Por José Hilario López 

En pasada columna me referí a la biodiversidad de los suelos orgánicos, de los cuales depende la vida en nuestro planeta. Ahora quisiera ampliar algunos aspectos que considero relevantes en estos momentos, cuando se celebra en Cali la COP16 sobre biodiversidad. 

Los suelos orgánicos (SO) son el gran hábitat de biodiversidad como que albergan entre un cuarto y un tercio de todos los organismos vivos del planeta, tales como bacterias, hongos, protozoos y pequeños invertebrados; sin embargo  es poco lo que sabemos sobre este macro ecosistema, ya que sólo se ha identificado algo así como el 1 % de los microorganismos que allí habitan.  

En los SO se encuentran, además, los nutrientes que regulan el agua disponible y demás condiciones requeridas para la vida de las plantas. Los organismos y elementos que conviven en este ecosistema se influyen mutuamente y forman una pirámide trófica, que descompone la materia orgánica y la hace asimilable para las plantas. 

La biodiversidad del SO es una cualidad esencial de este ecosistema. Ante una disminución o alteración de esta biodiversidad (en cantidad y variedad) sus funciones relacionadas se verán alteradas. Algunas de estas funciones son claves para la supervivencia de dicho ecosistema. 

La erosión degrada la calidad del suelo y es una de las principales razones de la pérdida de tierras agrícolas. Entender las causas que llevan a la erosión del suelo y sus mecanismos permitiría poner en marcha acciones que reducirían la destrucción de los campos agrícolas. Los efectos de la erosión pueden ser muy graves, pero las medidas de prevención y reducción, así como la detección temprana del problema, mitigan los riesgos. La tecnología satelital para la monitorización remota de los cultivos puede ayudar en este sentido. 

La erosión en Colombia 

La erosión es el proceso de denudación y remoción de los suelos, los cuales llegan hasta las corrientes superficiales que se encargan de transportarlos como sedimentos y nutrientes, hasta ser depositados en lagos, lagunas, llanuras aluviales, estuarios y océanos. Las aguas lluvias al  impactar sobre la cobertura boscosa amortiguan su energía cinética y cuando caen al piso, mediante escorrentía difusa lavan la capa más superficial del suelo, en un proceso lento y ordenado conocido como denudación, generando los sedimentos que esas mismas aguas van a transportar como sólidos en suspensión o como carga disuelta de material químico y orgánico,  provenientes de los suelos o de contaminantes de origen humano, hasta formar arroyuelos, quebradas y ríos, proceso geológico natural conocido como erosión laminar. 

Cuando desaparece la cobertura boscosa las gotas de lluvia impactan directamente sobre la superficie del suelo, produciendo incisiones conocidas como surcos, que al ampliarse como cárcavas generan focos de erosión concentrada, también llamados focos de remoción en masa. El proceso de remoción adquiere su propia dinámica que avanza de manera progresiva espacialmente, lo que da lugar a la destrucción de los suelos y a desastres naturales, tales como avenidas torrenciales, los más destructivos y a la afectación a los ecosistemas marinos, así como a la colmatación de los embalses y ciénagas. Este tipo de erosión es el que hemos dado en denominar “el cáncer de la piel de la tierra”. 

Actualmente el 40% del territorio colombiano presenta algún grado de erosión y el 3% presenta severidad. El 45% del total de los suelos del país es susceptible a la degradación por salinización y se estima que el 11.6% ya presenta algún grado de salinización, y que el 1.5% ya se encuentra en estados de deterioro severos y muy severos. 

La macro cuenca Magdalena-Cauca (MCMC) con una extensión de más de 250. 000 km², es el hogar del 77 % de la población colombiana, produce el 86 % del PIB nacional y el 50 % de la pesca de agua dulce. Es también la cuenca con el más alto nivel de amenazas hidrogeológicas y que enfrenta las mayores presiones antrópicas. La deforestación, las malas prácticas agrícolas, la invasión de ciénagas (caso La Mojana) y la contaminación química de los SO, son sólo algunas de dichas presiones. 

De acuerdo con el Instituto Humboldt (IH), las actividades antropogénicas (contaminación, alteración, tala, quema, deforestación…) han dado lugar a que el 78 % de la MCMC presente erosión crítica y que en los últimos 40 años se haya presentado una reducción del volumen pesquero del 62,5 %. El estado de salud de la macro cuenca también tiene mucho que ver con las inundaciones que vive el país y con los desastres por avenidas torrenciales. Al ser la cuenca más deforestada del país, allí se presentan extensas zonas que ya no tienen la capacidad de captar y procesar el agua lluvia, que antes era atenuada por los bosques y/o retenida por los suelos, a manera de esponja. “Cuando tienes la cuenca desnuda ocurren desastres. Esas son las consecuencias que hemos visto ahora”, lamenta el investigador Carlos Lasso del IH. 

Aunque el impacto sobre los suelos en la región andina, en su mayor parte drenada por la MCMC, se inició con la colonización española, los procesos erosivos sólo se aceleraron a mediados del Siglo XX por causa de la deforestación masiva, requerida por las actividades agrícolas, ganaderas, mineras y las obras de infraestructura. Los indicadores de deforestación en nuestro país son alarmantes, tal como lo muestra la última evaluación del Ideam: en el periodo 2001 – 2021 se deforestaron en Colombia 3.182.876 hectáreas, de las cuales 1.858.285 corresponden a la Amazonía y el resto, en su mayoría, se encuentran en la MCMC.  

Estimativos globales de la erosión en la MCMC concluyen que la carga de sedimentos generada por kilómetro cuadrado y por año alcanza valores máximos 2.200 toneladas, lo que clasifica la macrocuenca como una de las más degradados del mundo. La MCMC junta con los ríos que drenan hacia el océano Pacífico, los andes colombianos aportan la mayor cantidad de sedimentos a los océanos que bañan el continente americano. 

El río Magdalena anualmente aporta a la sedimentación del mar Caribe 142,6 x106 toneladas de sedimentos en suspensión, en su mayor parte generados por la erosión de la MCMC. Se estima que el 33% de la sedimentación de la Bahía de Cartagena se debe a los sedimentos aportados por el río Magdalena, vía canal del Dique, con la consecuente afectación al ecosistema coralino y a la operación portuaria.  

La remoción de la cobertura vegetal en la región andina, acelerada durante las últimas cinco décadas, hace que la CMC sea una de las más vulnerables a los desastres naturales principalmente por avenidas torrenciales e inundaciones. La carga de sedimentos, materia orgánica y elementos contaminantes reducen la vida útil de los embalses, lo que se agrava con la generación, en estos mismos cuerpos de agua de metilmercurio y gases de efecto invernadero, lo cual también ocurre en ciénagas, lagos y lagunas naturales, situaciones que hemos analizado en escritos anteriores. 

El autor de estas líneas lleva varias décadas promoviendo los estudios de erosión, como parte de la formación académica en las facultades de ciencias de la tierra. Para ello ha seleccionado como área piloto la subregión del suroeste antioqueño, uno de los territorios más deteriorados por la erosión en la MCMC.

Para este proyecto de investigación se cuenta con la ventaja de que ya se tienen estudios preliminares elaborados en la década de 1980, cuando el suscrito se desempeñaba como director del Departamento de Geología de Integral S.A. Véase Numeral 3, La erosión en el suroeste antioqueño en el siguiente enlace: https://www.redalyc.org/pdf/496/49624958025.pdf