10 febrero, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Más importante que la paz es la verdad 

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Por Darío Ruiz Gómez 

Esta afirmación de Don Miguel de Unamuno nos recuerda la tarea fundamental que tiene el pensamiento sobre todo en un tiempo como el que vivimos donde los agresores enarbolan la bandera de la paz y pretenden mediante un acuerdo entre ellos mismos, hacer que se olvide la verdad de sus crímenes, de sus desafueros y de sus estrategias para seguir matando sentados en una mesa de conversaciones. ¿De qué Paz se puede hablar sino está de   primero la verdad? La tragedia del Putumayo mediante la manipulación ideológica del lenguaje de los Medios carece de responsables con nombre y apellido y un debido prontuario de sus fechorías: heridos, niños asesinados, responsables de atrocidades de inmediato nos son negados en su rostro y su apellido como niños de la guerra. ¿Qué es una mujer que huye despavorida con sus dos hijos o ¿quién es la anciana que desfallece en una larga marcha al escapar de los bandidos? ¿Una noticia o una metáfora sobre la desventura de ser humano? Un entorno construido por un colono con su esfuerzo se rompe brutalmente, se rompen una geografía, unos caminos, para ser olvido, aquí sí, en el olvido.

La violencia contra los campesinos es el padecimiento humano que desaparece bajo algo tan abstracto como lo que supone reducir ese sufrimiento a una serie de flash noticiosos impersonales. “La guerra estaba y sigue afuera” ¿Pero no han llegado estos grupos de desvalidos a las ciudades? ¿No los han visto los caleños, los bogotanos, los chocoanos, los medellinenses? La fotografía de nuestro Ministro del Interior con gesto de atembado estrechando la mano de Padrino un miembro del Cartel de los Soles por el cual se ofrece una recompensa de veinticinco millones de dólares nos deja turulatos, ya que sería como imaginar que un Ministro francés en plena guerra mundial contra los nazis le solicita ayuda a Goebbels.  

Para leer entre líneas tal como le gusta presentarlo a nuestro Presidente acaba de insinuarnos que una tercera fuerza está actuando en los enfrentamientos del Putumayo y esa fuerza para cualquier analista de estas confrontaciones no puede ser otro que el Tren de Aragua que comenzó su historial delincuencial precisamente en el Arco Minero de Venezuela y fue transformándose en una formación paramilitar al servicio de Maduro, extendiéndose hacia muchos países. Hace unos dos años estos asesinos mataron a un militar venezolano que se había refugiado en Chile donde después de secuestrarlo y torturarlo lo degollaron. El Gobierno de Chile rompió relaciones con Maduro cuando éste cínicamente les dijo que el Tren de Aragua no existía y era un invento de la derecha fachista.  Un ejército de mercenarios provenientes de Ruando acaba de tomarse la ciudad de Goma en la República Democrática del Congo para apropiarse de una mina de Coltán.

¿Cuál es el precio de la mina de Coltán que se están peleando en el Catatumbo el ELN, las Disidencias y ahora el Tren de Aragua?

Tranquilos pues como recuerda Umberto Eco en una sociedad donde ya la verdad a nadie le interesa, haciendo zapping y cambiando de canal dejamos de ver estas molestas informaciones y tenemos la sensación de que aún somos ciudadanos (as) libres.