Por Enrique E. Batista J., Ph. D.Â
En toda la historia han sido vÃctimas las mujeres de una sistemática sustracción de sus derechos a la igualdad con los hombres. Sustracción fundada en prejuicios y actitudes sociales con fuerte y profundo arraigo que llenan más de poder y decisión a los hombres que a las mujeres; son creencias discriminatorias que asignan minusvalÃa a su inteligencia. Algo de esto ha cambiado, pero no mucho; existe un extenso camino por recorrer.
Los reclamos y luchas de ellas han persistido a lo largo de los tiempos. En el siglo XIX, entre otras, se destaca una mujer que fue reconocida como: «Ella la que sostiene al cielo»; nombre que le fue dado por la comunidad nativa de la Nación Mohawk en Estados Unidos. Su nombre de pila fue Matilda Joslyn Gage.
Matilda fue activista precursora de la lucha por la igualdad de los sexos a lo largo y ancho de buena parte del siglo XIX. Trabajó en el contexto de los profundos cambios sociales y la concepción de los derechos humanos que se produjeron a raÃz del surgimiento de la Primera Revolución Industrial y pocos años después de la Declaración de la Independencia de Estados Unidos, cuando se proclamó que: «Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad». Un esencial principio que Abraham Lincoln invocó en su resaltado «Discurso de Gettysburg», en medio de la cruenta guerra civil de ese paÃs, al proclamar que: «Nuestros padres crearon en este continente una nueva nación, concebida bajo el signo de la libertad y consagrada al principio de que todos los hombres nacen iguales».
Como recordación de que las mujeres son también parte activa de los acontecimientos históricos e imbuida de esas ideas y principios liberadores y de igualdad, Matilda participó de manera activa, como mujer precursora de los derechos que por igual debÃan amparar a mujeres y hombres, en la guerra civil de ese paÃs del lado de los abolicionistas de la esclavitud que dirigÃa el Presidente Lincoln; realizaba eventos para conseguir dinero para los hospitales militares; corriendo alto riesgo personal refugiaba en su casa a esclavos autoliberados. https://shorturl.at/vWVbm.
Sintió Matilda en carne propia los efectos de discriminación y minusvalÃa que se les asignaba a las mujeres. Aunque trató de ingresar a estudiar medicina en una institución de corte liberal, donde podÃan estudiar hombres y mujeres, fue rechazada porque ella era mujer. Por el conjunto de sus acciones a lo largo de toda su vida fue reconocida como la mujer que estuvo al frente con otras mujeres para la reivindicación de sus derechos a la igualdad. Se consideró que sus ideas eran extremadamente radicales, tal como ocurre con todo intento de ruptura con creencias, privilegios y modelos sociales establecidos. Fue permanente su trabajo al lado de la lucha por la abolición de la esclavitud, por los derechos de los nativos americano y por el sufragio como derecho de las mujeres. En su trabajo por la reivindicación de los derechos de las mujeres se encuentra un antecedente del movimiento feminista que se hizo visible en el siglo XX.
Aparte de muchas conferencias, escribió Matilda varios libros. Entre ellos el titulado «Women, Church, and State» (Las Mujeres, la Iglesia y el Estado) en el que resaltó la condición patriarcal y de misoginia de las Iglesia, el abuso sexual de niños y mujeres por clérigos y el tráfico sexual en su paÃs. Recalcó, sin cansancio su rechazo al indignante carácter obtuso de las iglesias y del Estado, con sus injusticias, frente a las mujeres, la mitad de la humanidad, en nombre de la religión. https://shorturl.at/ahsAF.
Escrito con otras mujeres, en el libro The Woman’s Bible (La Biblia de las Mujeres) con versÃculos tomados de distintos libros de la Biblia destacaron que las leyes y código civiles, la iglesia y el Estado, sacerdotes, legisladores, partidos polÃticos y distintas denominaciones religiosas han enseñado a todos que las mujeres fueron creadas inferiores al hombre y que ellas deben estar sujetas a él. Una variedad amplia de modos, ceremonias, costumbres sociales, actos legales y variedad de códigos, han surgido de esa idea. Todo ello a pesar de que «en los libros sagrados de las religiones se enseña el amor, la caridad, la libertad, la justicia e igualdad para todos los miembros de la familia humana». Pero, el espÃritu es el mismo: en todos los perÃodos e idiomas, persiste la hostilidad hacia ella en su lucha por la igualdad». https://shorturl.at/mEALG.
Fue Matilde reconocida como «la mujer que se adelantó a las mujeres que se adelantaron a su tiempo»; en efecto, asà ha sido. Siglo y medio después de su lucha en conferencias, asociaciones de mujeres y libros fundamentando los derechos en general de las mujeres, la lucha por ellos derechos como la libertad para divorciarse y para poseer autonomÃa reproductiva, persisten en el mundo, como también perduran diversas formas de esclavitud, abierta discriminación contra las mujeres, con canales de ascensos social y económicos llenos de talanqueras. En varios paÃses del mundo existen restricciones legales y sociales que dificultad el sufragio universal como un derecho.
En 2025, en el mundo, grupos de mujeres activistas llevaron a cabo manifestaciones para exigir leyes que garantizaran, como derecho, sus autonomÃa reproductiva, su fertilidad y su vida sexual, asà como también la maternidad libre, la interrupción voluntaria del embarazo y la despenalización del aborto. Pareciera que la lucha continuará. TodavÃa hoy, un siglo y cuarto después de la muerte de Matilde todavÃa se reclaman abiertamente reformas sociales para superar la discriminación contra las mujeres, afianzar el derecho al divorcio y poder ejercer la autonomÃa reproductiva.
Matilde también escribió, en 1870, un folleto titulado «Woman as Inventor» (La Mujer como Inventora) en la que relató las contribuciones de las mujeres en el campo de la creatividad y la invención, pero que no reciben el reconocimiento que sà se les hace a los hombres. Mencionó el caso de Catherine Green, quien inventó, en pleno auge de la Primera Revolución Industrial, la desmotadora de algodón, pero no sacó la patente a nombre de ella, ya que si lo hubiera hecho caerÃa en la contumelia y el ridÃculo ante propios y extraños. La costumbre y ley no escrita por años hacÃan mala cara a cualquier mujer que se atreviera a tomar tal paso. Resaltó Matilda, en esos años ya idos, que las mujeres no se han atrevido a ejercer sus facultades intelectuales excepto mediante determinados modos ocultos. https://shorturl.at/efCCc.
En 1993, la profesora Margaret Rossiter usó el término «Efecto Matilda» para referirse a la ausencia de reconocimiento a las contribuciones cientÃficas de tantas mujeres. Asunto que abordaré en otro artÃculo.


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