20 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

 

Por Federico Duque Posada (foto).

Hoy, en esta columna semanal, quiero dedicar un espacio a unos personajes que en la sociedad colombiana hacen un daño que no hemos logrado imaginar y mucho menos dimensionar como nos ayuda y nos hace cómplices de una corrupción a baja escala, casi invisible que carcome a nuestra sociedad y no le hemos prestado la suficiente atención.

A estos personajes los he llamado “los vivos” y son aquellos individuos que hacen doble fila en un semáforo, son los que se quedan con la devuelta cuando el cajero se equivoca al entregar el cambio, son aquellos que son capaces de sobornar a un agente de tránsito para que no les imponga una multa o que sobrepasan la legalidad de los actos cotidianos sin importarles las consecuencias toda vez que la sociedad está muy ocupada de la gran corrupción que ataca a mayor nivel a todo nuestro país.

Los vivos no piensan en nadie más si no en ellos y en su viveza, los vivos se ufanan de sobrepasar los límites legales impuestos por la institucionalidad, de hecho minimizan al establecimiento y justifican sus actuaciones en la ineficacia de las leyes estatales o en la corrupción, para normalizar actos delictivos, que vuelvo y repito, por más mínimos o bagatelas que sean terminan siendo delitos y afectan la legalidad de un país. (Lea la columna).