Los Susurros de Kico Becerra

Poe Francisco Becerra

Tomándome la frase de Petro:  «Este fue un año duro», diría demasiado e innecesariamente duro, gracias al continuo vaivén de los anuncios del gobierno que, no pasaron de ser anuncios pero que, generaron un permanente desasosiego.

Es una paradoja el hecho de que, a pesar de unos indicadores económicos moderadamente aceptables, la economía se encuentre en una franca parálisis.  

Lo sucedido en el dinámico sector de la construcción es alarmante, por el número de empresas que entraron en reestructuración financiera, eufemismo, para no llamarlo pre quiebra; los sectores que dependen de la construcción de vivienda y de obra pública, están en las mismas condiciones.

Sin duda, la peor parálisis ha sido la del gobierno que, estuvo todo el año a media máquina, sin ejecución de su propio presupuesto y esperando la llegada de reformas que, se anuncian día tras día y que no se concretan, algunas, por fortuna, y otras por falta de consenso.  Yo, definiría esto como un gobierno atónito, es decir, pasmado; espantado.

Los continuos viajes del presidente y sus reiteradas misteriosas desapariciones, han contribuido, en forma superlativa, a crear esta sensación de desgobierno, donde los ministros no tienen trazados sus rumbos claramente.  Esto quedó evidenciado en la reciente reunión, donde Petro los regañó severamente; lo increíble es que, para muchos ministros era la primera reunión de trabajo que habían tenido con el presidente.

El único beneficiado, del sector público, fue el de la Cámara de Representantes que recibió «como nunca» (palabras textuales de un amigo representante a la cámara), mermelada a tutiplén.  La aprobación del proyecto de reforma a la salud fue la feria del contrato y de puestos oficiales.

Por fin se termina este «año duro» que:

– Nos dejó la tristeza de haberse llevado muchas personas cercanas a nuestros afectos;

– puso a prueba la solidez de nuestras instituciones;

– disparó el secuestro y asesinato de líderes sociales;

– demostró que tenemos presidente, pero no jefe de gobierno y, no solamente fue duro, sino que, pareció que «duró» mucho.

Esperemos que el 2024 sea lleno de buenas cosas para el país, se controle la violencia y la inseguridad y, que, corrijamos el rumbo, en búsqueda de la reconciliación nacional.

Ñapa: Les deseo a todos mis pacientes lectores y a sus familias, un venturoso año 2024, lleno de salud y de buen humor, para que la risa sea permanente compañía de la vida.

¡Feliz año 2024!

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