Los Susurros de Kico Becerra

Por Francisco Becerra 

El gabinete de los antivalores

Dicen que cada pueblo tiene el gobierno que se merece. Pues a Colombia le tocó un presidente que parece estar armando un gabinete con el catálogo del circo más disparatado que se haya visto. Petro no nombra ministros ni viceministros: él recluta personajes de reality show, de esos que uno ve en televisión y dice: ¡No puede ser cierto!… pero sí, es cierto.

Ahí está, por ejemplo, el famoso ministro de la Igualdad, que exige que lo llamen ministra. No porque se haya operado ni porque se sienta mujer, sino porque en sus ratos libres –y a veces en sus ratos oficiales– se gana la vida como actor porno gay. Y claro, la igualdad la entiende como que todos tengamos que aplaudirle el capricho.

No se queda atrás la viceministra de la Mujer, un travesti de los más pintorescos que pretende dictar cátedra de feminismo, mientras las mujeres de carne y hueso se sienten insultadas con semejante caricatura.  Pero aquí la lógica es al revés: la ofensa se vuelve bandera y la vergüenza, currículo.

El ministro de Educación, en lugar de sacar pecho por sus títulos, se jacta de haber sido bazuquero. Como quien dice, de Harvard nada, pero del Bronx tiene diploma. Según él, eso lo hace más humano y cercano a la juventud.  Lo único cercano es que ahora muchos pelaos creen que con un viajecito pueden terminar de ministros.

Y, por si faltaba el toque místico, apareció el falso pastor, un iluminado que entró a la Casa de Nariño como si fuera el Mesías y salió como lo que es: un deschavetado.  Pero no lo castigaron, no: lo premiaron. Lo mandaron de embajador a Brasil, seguramente para que allá también evangelice a ritmo de samba.

Pero ojo: el circo tiene dueño y tiene director. El director real, ese que mueve los hilos, es un drogadicto confeso y misógino que cree que su prontuario es medalla.  Y el dueño del circo, Petro, se declara comprensivamente abierto en temas de sexualidad, como si esa fuera la carta de presentación de un estadista y no de un comentarista de peluquería.

Así anda el gobierno del cambio: lleno de nombramientos que parecen una mezcla de chiste verde, mal gusto y show de medianoche. Aquí los méritos no son estudios, experiencia o carácter; los méritos son ser extravagante, gritón, drogadicto rehabilitado o predicador en éxtasis.

Y lo más grotesco es que este no es un circo cualquiera, no señor: esto parece un burdel barato disfrazado de circo, con payasos en tacones, trapecistas con tufo a bazuco y un domador que en vez de látigo carga un lápiz y un bareto. Un espectáculo sinuoso, ordinario y decadente, donde la función sigue aunque el público chille. Y lo peor: a la salida no devuelven la plata… porque ya se la robaron toda.

Ñapa: Lo del íntimo amigo, cómplice y financiador del presidente, el famoso Carlos Ramón González, se le volvió un lío de gran magnitud al gobierno. Eso de haberlo protegido en la embajada de Nicaragua y buscado la residencia del perseguido delincuente por medio de la Cancillería, tendrá fuertes consecuencias penales.

Ñapita: No olvidemos que el delincuente CR González es también íntimo y financiador de Claudia, la corbatuda, ahora precandidata presidencial. Y tanto que habló y señaló de corruptos a los políticos y ella terminó en lo mismo. Otra volteada de arepa de Claudita.

Ñaputa: ¿Va a seguir siendo el Partido Verde el partido de la lucha contra la corrupción, cuando su jefe es buscado por atracador del erario público? (Opinión).

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