
Por Francisco Becerra
Estas son algunas formas en que el presidente Petro se ha referido a distintos sectores del país:
• Blanquitos, fascistas, son los que me hacen oposición.
• El pueblo va a borrar a los congresistas que negaron la consulta.
• Corruptos, vendidos, criminales, son los congresistas que no votaron la reforma laboral.
• Mentirosos, orangutanes de la codicia, vampiros de la sangre del pueblo, son los empresarios colombianos.
• Los que salieron a esa marcha en mi contra son unos victimarios.
• Cepeda y todos los senadores que votaron contra la consulta son unos HP.
Estas palabras no son de bodegueros pagados, ni de petroadictos, que insisten en que el presidente jamás ha promovido el odio ni estimulado la violencia. Son palabras textuales de Petro.
Ahora, viendo las consecuencias de esos mensajes diarios del presidente para mantener dividida la sociedad, están buscando al responsable de la polarización en otros lados. Cuando, hasta ellos mismos, saben a sus adentros quién es: Petro.
Es un axioma sociológico que la violencia verbal genera violencia física. Tres años pidiendo prudencia verbal al gobierno, y en especial al presidente, y nunca corrigió.
Incluso en el mensaje al país, después del atentado contra Miguel Uribe Turbay, incurre en unas frases llenas de xenofobia.
No sé si intencionalmente. Lo cierto es que este régimen petrista está devolviendo al país a épocas que pensábamos no volverían, cuando los candidatos debían andar con chalecos, cascos y un ejército de escoltas.
Se empezarán a bajar los pasajeros de los aviones cuando vean que un candidato de la oposición viaja con ellos. Esto no es mentira, ni exageración: Ya vivimos esa tragedia hace unos años.
Me produce por lo menos hilaridad escuchar a los petroadictos pidiendo prudencia verbal para evitar que el país se prenda, cuando llevan tres años incendiando a la nación con un lenguaje belicoso y, muchas veces, procaz.
Parece que ahora sí les parece bien llamar a la cordura y a la conciliación, para evitar el rechazo casi unánime de nuestra sociedad contra este desgobierno.
No dudo en llamar fariseos a los que tratan de mermarle responsabilidad al presidente Petro, frente a los actos de violencia que se han venido sucediendo en el país, que culminaron con el criminal atentado contra el senador Uribe Turbay. No se equivoquen, la ciudadanía tiene claro quién tiene a la nación en ascuas.
Ñapa: Vergüenza les debe dar a los fanáticos del régimen que nos gobierna, el estar pidiendo mesura a los medios de comunicación, cuando los canales voceros del gobierno llevan tres años causando una división fratricida e incentivando la lucha social.
Ñapita: Qué falta de coherencia la del gobierno, anunciando a grito herido que han amenazado a familiares del alto gobierno y, al mismo tiempo, declarando que tienen un gran plan para contener la violencia generalizada. Si no se pueden cuidar ellos con todo el poder, menos podrán proteger a los ciudadanos comunes y corrientes.
Ñaputa: No demora en decir Petro que desde Dubái planearon el atentado contra él, su familia y contra Miguel Uribe.
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