17 julio, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Los Susurros de Kico Becerra

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Francisco Becerra

Por Francisco Becerra 

Entre aranceles e idioteces discursivas petróicas, surge una gran discusión nacional

¿Se requiere un plebiscito sobre las preferencias, sobre el patacón pisao o la tostada de plátano? ¿Tajadas de plátano maduro o maduro al horno? ¿Moneditas de plátano verde o tostadas de plátano pintón?

Sé de antemano que estas profundas disquisiciones, sobre las preferencias respecto a estos tan trascendentales asuntos, ameritan profundas reflexiones. Por eso, voy a explayarme argumentativamente para ayudarlos a tomar una decisión correcta.

No es lo mismo un patacón pisao costeño que una tostada de plátano valluna. El primero es más grueso y más pequeño; el plátano del patacón pisao se machaca pocas veces con una piedra o algo similar; la tostada es más delgada; incluso las de Rozo en el Valle son tan delgaditas que casi son traslúcidas, además de muy crocantes.

Hay diferentes técnicas para lograr que queden delgadas, entre otras, usar un trapo húmedo o plástico, para lograr golpear el plátano y que se vaya adelgazando cada vez, conservando su forma.

¡Solo de hablar de ellas se me hace la boca agua!

Severas y profundas discusiones han causado a través de los años el tema de si es más delicioso el patacón o la tostada de plátano verde o de plátano pintón. Los puristas en este tan complicado tema sostienen que la de plátano verde es la mejor; incluso han llamado anatema a las hechas con plátano pintón.

Debo romper mi imparcialidad y decir que las de plátano pintón me fascinan. Su sabor tierno y agridulce me encumbra en mis gratos recuerdos infantiles y en mis peleas con mis hermanos por quitarles siempre las pintonas, para dejarles las de plátano verde.

No podemos dejar pasar la “pizza de plátano”, un plátano de tamaño gigante que se adorna con queso rallado, o carne molida, hogado o todos los anteriores.

La tajada de plátano maduro frita es casi un postre; su delicadeza depende de lo maduro que esté el plátano, por lo que son oscuras. El plátano maduro al horno es una delicia celestial; su sabor depende también de lo maduro que esté. Es tan maravilloso que en Japón ya hacen sushi con él, y en Italia, la piña de la pizza hawaiana se ha reemplazado por plátano maduro.

Mención aparte merecen los patanconcitos de plátano verde. Esas moneditas de oro, que entre más delgaditas son más sabrosas, definitivamente son una singular exquisitez. Según mis estudios teológicos en el Banco del Cielo, manejado por Santo Tomás —por aquello de ver para creer—, las monedas circulantes son de plátano verde. Incluso cada habitante del paraíso tiene su alcancía para guardarlas. Ahí les dejo ese dato para el momento de votar en esta consulta popular.

También se hacen chips de plátano, cortando el plátano a lo largo con mandolina.

Se acompañan con ají casero, picadillo, guacamole, hogao o suero costeño.  El plátano es como los jeans queda bien con todo.

Ñapa: Para no quedar como cualquier Fajardo indeciso, anuncio públicamente mi voto. Como devoto del plátano maduro, pido que nos acompañen con su voto.

Ñapita: Los resultados de esta consulta popular serán publicados en el Facebook “Los Susurros de Kico”; síganlos por ahí.

Ñaputa: Para los infiltrados fanáticos petrículos, una cosa es el plátano maduro y otra el burro Maduro de Venezuela. (Opinión).

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