15 octubre, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Los Susurros de Kico Becerra

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Francisco Becerra

Por Francisco Becerra 

Me siento con la obligación de explicar algo sobre la COP16, de la cual tanto se ha hablado en estos días.

Hace más de 30 años los países suscribieron unos convenios sobre sus compromisos para evitar la destrucción del medio ambiente; entre esos compromisos está la conservación de la biodiversidad. Se plantearon unas metas para corregir los daños hechos por la humanidad contra el planeta; todos compromisos a largo plazo.  Se pactó hacer reuniones para hacerle seguimientos a esos compromisos.

COP significa Conferencia de las Partes (por su sigla en inglés de Conference of the Parties); es el nombre otorgado a los eventos de los países que toman decisiones para su respectiva convención. Vale la pena decir que los Estados Unidos no han suscrito ningún convenio al respecto.

Debido al terremoto de Turquía que, era el país anfitrión, por carambola y osadía, terminó siendo Cali la ciudad anfitriona de este evento que organiza en su esencia la ONU.

En palabras sencillas, la ONU organiza la reunión de los delegados de todos los países, para que cuenten qué han hecho, para cumplir con las metas propuestas para el año 2030 en los diferentes convenios. El de Cali es para la conservación de la biodiversidad, no para otro tema tan importante como el calentamiento climático.

Los delegados autorizados por la ONU se reúnen en la llamada zona azul que es un territorio gobernado temporalmente por ella y donde solo trabajan las mesas de seguimiento a los compromisos; ahí no se discute nada distinto. Es, por tanto, mentira que las peticiones que hicieron los indígenas, los afros y las ONG protectoras de perros y gatos, se vayan a estudiar ahí.

Paralelo a este evento de la ONU se organizan, por parte del país anfitrión, otros eventos y el sector privado mundial organiza conferencias paralelas, para mostrar los avances de sus negocios amables con la biodiversidad. Una de esas organizaciones se llama Bloom 24; es una vibrante comunidad de líderes de opinión y profesionales que cada día plantean resolución interactiva de problemas; son un grupo de 500 participantes que solo por invitación trabajan para poner en práctica ambiciosas estrategias sobre el tema.

Estos eventos paralelos se hicieron en la llamada zona verde, en las universidades, en la Cámara de Comercio y en casi todos los recintos culturales de Cali y sus alrededores.  No sobra decir que, hay dos tipos de eventos de la zona verde, los organizados por la Gobernación y la Alcaldía que son abiertos a todo público y funcionan en las calles del centro de la ciudad y el de las organizaciones privadas que hicieron sus eventos con grandes empresas mundiales y nacionales; eventos por los cuales se pagó por participar como expositores o asistentes.

En algunos momentos los delegados de la zona azul van a la zona verde, a gozar de la alegría local y ver la exposición de empresas y organizaciones sociales que trabajan para mantener la biodiversidad.

La COP16 de la zona azul, de entrada, es un fracaso, comenzando por la noticia de que, en los últimos 50 años han desaparecido más de 70 especies de mamíferos y menos de 50 países presentaron informes sobre sus avances; triste realidad; a este paso no se va a cumplir ni el 28% de las metas propuestas en los convenios respectivos. Aclaro que no fue un fracaso por su asistencia, vinieron a Cali todos los delegados inscritos; el fracaso es de los resultados tangibles en el cumplimiento de las convenciones.

La zona verde, tanto pública como privada, tiene un éxito sin precedentes, por asistencia y por la calidad de los foros organizados.

Para Cali y el Valle esta COP fue maravillosa; todos nos contagiamos de la necesidad de preservar nuestra diversidad, de reconocer nuestras bellezas naturales.

Las Escuelas y Colegios hicieron eventos alusivos; las Universidades fueron centro de pensamiento sobre estos temas; nos unimos alrededor de un propósito y esta convergencia es el comienzo de una nueva etapa en la región.

Ñapa: La alegría, la simpatía y el comportamiento de los caleños quedó impreso en todos quienes nos han visitado. Me dijo un joven alemán con quien hablé: «Que envidia me da de los que viven aquí con esta naturaleza y con esta alegría que invita a bailar» (hablaba buen español, porque mi alemán, a pesar de lo contagioso, es nulo).

Ñapita: Yo hablo bien del Valle y de Cali y, no me dejo contagiar de quienes nos quieren dividir.

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