23 septiembre, 2025

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Los Sesgos de las “Chuzadas”: cuatro manchas en la justicia colombiana (2)

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Juan Carlos Moncada

Por Juan Carlos Moncada (foto)

El fallo de la Corte Suprema de Justicia que condenó a los exfuncionarios Edmundo del Castillo y César Mauricio Velásquez por el caso de las “chuzadas del DAS” no solo marca un hito en la relación entre el Ejecutivo y el Judicial, sino que también deja al descubierto una serie de sesgos que han definido no solo este proceso, sino el tono de las tensiones entre poderes en Colombia. Cuatro sesgos sobresalen en este caso, cada uno con su propio peso político y simbólico, y juntos dibujan un panorama que merece un análisis más allá del relato oficial.

1. La Caza de brujas institucional

El primer sesgo es una «Cacería de Brujas Institucional» en toda su expresión, donde el fallo no solo ignora matices, sino que parece construido para satisfacer una necesidad simbólica de demostrar poder frente al Ejecutivo. En lugar de analizar con profundidad el contexto histórico y las responsabilidades compartidas de una época convulsa, la sentencia se lanza con obsesión a personificar la culpa en dos figuras concretas, reduciéndolas a chivos expiatorios de un conflicto mucho más complejo. Este enfoque, más cercano al castigo ritual que a la búsqueda de la verdad, sacrifica el rigor por un espectáculo de autoridad, enviando un mensaje claro: aquí no se busca justicia, se busca ejemplaridad a toda costa.

2. La Elasticidad judicial de la prescripción

En segundo lugar, tenemos lo que podría denominarse el “Sesgo de la Elasticidad Judicial”. La decisión de suspender los términos de prescripción en este caso es un ejemplo claro de cómo la jurisprudencia puede estirarse para encajar en un resultado predeterminado. Aunque la Corte amparó su decisión en precedentes legales, la extensión del plazo procesal deja la impresión de que las reglas del juego fueron modificadas sobre la marcha. Este sesgo plantea preguntas incómodas: ¿se flexibilizó la interpretación para garantizar una condena? ¿Qué dice esto sobre la aplicación de los derechos fundamentales en casos de alta resonancia política?

3. El Juicio del Poder Ejecutivo

El “Juicio del Poder Ejecutivo” es quizás el más evidente de los sesgos, pues sitúa al gobierno de Álvaro Uribe como un antagonista omnipresente en esta narrativa. Sin acusarlo directamente, el fallo utiliza un lenguaje que insinúa un esquema sistemático desde la Presidencia para atacar a la Corte Suprema. Este marco narrativo refuerza la idea de una conspiración a gran escala, pero al hacerlo, omite analizar con rigor elementos que podrían haber comprometido la independencia de la propia Corte. Por ejemplo, las relaciones de magistrados con personajes controvertidos, como Ascencio Reyes y Salvatore Mancuso, quedan fuera del radar, alimentando la sospecha de que el relato judicial es tan parcial como el comportamiento que denuncia.

4. La gran cortina de humo

Finalmente, el “Sesgo de la gran cortina de humo”, refleja cómo el fallo dirige la atención hacia ciertos aspectos mientras desvía el escrutinio de otros que podrían haber sido igualmente relevantes. Las denuncias sobre vínculos de magistrados con actores ilegales o los vacíos en la transparencia de la Corte Suprema durante ese período no se investigaron a fondo. En cambio, la narrativa oficial se construyó en torno a una confrontación entre buenos y malos, dejando de lado las complejidades de un contexto institucional lleno de grises. Este enfoque selectivo puede interpretarse como un intento de proteger la imagen del poder judicial mientras se deslegitima al Ejecutivo.

Más allá de las condenas, el caso de las “chuzadas” ha dejado una pregunta abierta: ¿fue este fallo un acto de justicia o una manifestación de las tensiones históricas entre las ramas del poder? Los cuatro sesgos expuestos -la caza de brujas, la elasticidad judicial, el juicio al Ejecutivo y la gran cortina de humo- pintan un panorama en el que las decisiones judiciales parecen más influenciadas por agendas institucionales que por una búsqueda imparcial de la verdad.

Al final, este caso no solo afecta a los condenados, sino que también desafía la confianza del público en la capacidad del sistema judicial para actuar sin influencias políticas. La historia de las “chuzadas” no termina con este fallo; apenas comienza el escrutinio hacia las dinámicas que lo hicieron posible ¿Justicia o ajuste de cuentas? Ese será el verdadero debate.