28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Los Nubarrones de la Reactivación

Rafael Bravo

Por Rafael Bravo  

‘’There’s a lot that can be done. It’s about fundamentally asking the question, ‘How do we enable our resources, human and physical, to be more inclusive and more productive?’’ 

‘’Es mucho lo que se puede hacer. Fundamentalmente es hacerse la pregunta, ¿cómo podemos posibilitar nuestros recursos, humanos y físicos, para que sean más inclusivos y más productivos?’’. Mohamed El-Erian 

El mundo anda buscando la forma de recuperar el ritmo para volver a los niveles prepandemia. La ansiedad por volver a socializar, salir de compras, viajar y sentir nuevas emociones son una realidad. Sin embargo, las economías se enfrentan a varios retos que dependen de variables ajenas a su control. La primera y de mayor impacto tiene que ver con la demanda de muchos productos que dependen de unas cadenas de suministro provenientes del Oriente, atizando la inflación y comiéndose el poder adquisitivo de la gente. Los precios de bienes y servicios están subiendo más que los ingresos. En consecuencia, podría haber una desaceleración en el corto plazo. 

Como resultado de la pandemia el sector productivo redujo los inventarios y los gastos de capital por casi año y medio. La apertura, los ingresos no gastados y el regreso a las actividades han disparado el consumo poniendo en jaque a las empresas que no disponen de los niveles adecuados de inventarios. Hay quienes sostienen que muchas compañías preocupadas por sus existencias han doblado y hasta triplicado los pedidos lo que es una disyuntiva para los productores cuyas capacidades tienen sus límites. 

Pero volvamos al Medio Oriente y lo que esa región significa para el resto del mundo. China es de lejos el principal proveedor de bienes de consumo y el primero que decidió cerrar amplios sectores motivo Covid. La súbita reactivación ha llevado a una escasez de componentes esenciales para muchas industrias y ayudado a provocar graves alteraciones en las navieras, faltantes de contenedores, retrasos en la descarga en los puertos y un aumento desmedido de los fletes. 

Inesperadamente, China atraviesa por una crisis energética que afecta a sectores dedicados a la exportación. Dos terceras partes de la oferta de energía proviene de plantas térmicas que utilizan carbón, precio que ha subido significativamente, además de ser un commodity en la mira del gobierno chino por su impacto ambiental. Las industrias del acero, cemento y aluminio consumen cerca del 70 por ciento de la energía impactando las cadenas de suministro y ocasionando continuos apagones en las áreas urbanas. 

El primer ministro Xi Jinping ordenó a las principales compañías de energía de propiedad estatal de manera que ‘’aseguren la demanda a cualquier costo en el invierno que se avecina’’. Mantener las luces prendidas en los hogares y garantizar un suministro de agua que depende de bombas impulsadas por electricidad es el desafío del gobierno central. Los recortes de energía han dado lugar a que los analistas reduzcan las expectativas de crecimiento del producto en el último trimestre de un 4.4 a un 3 por ciento. 

En una nota aparte, tanto Estados Unidos como Gran Bretaña paradójicamente se enfrentan a una escasez de trabajadores, en un momento en que el desempleo sigue alto y que es un insumo esencial para la reactivación. Lo de Gran Bretaña se explica por las restricciones impuestas luego de la salida del Brexit donde las empresas de carga no encuentran un número de conductores suficiente para cumplir con la demanda. Algo similar ocurre en Estados Unidos aunado a la disparidad entre lo que las empresas requieren y la falta de capacitación para los cargos ofrecidos. 

Una de las secuelas que dejó el Covid es la creciente desigualdad en los países del sur. Las palabras del respetado analista Mohamed El-Erian describen con profunda realidad lo que ha venido ocurriendo. ‘’ Una sociedad altamente desigual no es una sociedad económicamente saludable’’. Para El-Erian la inequidad de oportunidades debiera ser la más importante preocupación de los gobiernos. La pandemia sorprendió a mucha gente sin conexión Wifi en sus hogares y sin acceso a un computador. El resultado fue un retroceso educativo enorme para los niños y jóvenes que los puede convertir en una generación perdida. 

Las políticas de ayuda de los gobiernos a los pobres son un pequeño bálsamo insuficiente para aliviar las necesidades. La brecha salarial y de riqueza se amplía, con los de arriba capturando mayores ingresos y los de abajo tratando de sobrevivir. Es evidente que luego de la parálisis, las economías busquen recuperar lo perdido, pero no son pocas las amenazas para romper el círculo vicioso de la pobreza y el crecimiento.