20 junio, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Los Míos no son ajenos

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Por Luis Fernando Gil Monsalve 
“Los Míos”, de Gardeazábal debió haberla escrito un izquierdista. Lo hizo un anarquista de derecha. Combina importancia con nimiedad. La trama es doble. 

El personaje central surge de las páginas de una novela de Azorín. La narradora, casi resulta ser de la Primera Línea que proyectó la presidencia de Petro 4 décadas después.

El cuadro del viejo hacendado azucarero recogiendo monedas en uno de los andenes de su mansión, creyéndose en su demencia un pordiosero, dramatiza el equilibrio universal de quien la hace la paga.

La narración de la toma de la Ermita de Cali por los revoltosos que lidera el amante de la narradora, parece arrancada de las páginas de un periódico amarillista. Las consideraciones de hace 44 años, cuando el libro se publicó por primera vez, resultan proféticas.

Colombia tiene ahora un gobierno de izquierda como en la novela. La brecha social, injusta y cruel, es en “Los Míos” tan agresivamente descrita como la vivimos hasta hace muy poco en Colombia.

El rictus agónico de una clase social abusiva y cruel salpica a quien la lea. La esperanza de una solución a la trama de la exiliada que escribe sobre el recuerdo de su familia fusilada por los izquierdistas que se tomaron el poder, es un antídoto contra los luminosos efectos narrativos de que la prosa gardeazabalesca siempre ha hecho gala.

“Los Míos” es con todo, una señora novela que bien merece los reconocimientos y los elogios de quienes no habíamos nacido cuando la publicaron y la mandaron recoger los presuntamente afectados burgueses que se reconocieron en sus páginas.