29 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Los maestros que quiero y admiro

Por Balmore González Mira 

Abril es el mes clásico del maestro, connotación que se le da a aquellos docentes y profesores que tienen una categoría especial y que  han marcado positivamente nuestras vidas académicas. Son muchos los beneficios que nos han brindado nuestros maestros, desde enseñarnos las primeras letras y a disfrutar las primeras lecturas, hasta haber orientado muchas veces nuestras vocaciones. 

Recuerdo con mucho cariño, aprecio y gratitud a todos mis maestros, incluidos aquellos que nos pusieron a perder materias y a los que no fuimos capaces de ganarle otras. 

En tantos años de vivencias los maestros se caracterizan sencillamente por tener capacidad de enseñar, por eso son educadores y verdaderos formadores. 

He tenido verdaderos Maestros en todas las etapas de formación académica de mi vida, desde la primaria, la secundaria, en pregrado y en posgrados, que se han quedado en mi recuerdo de manera perenne. Esos son los maestros que quiero y admiro; los que enseñaron con sabiduría, con afecto, con respeto, con mística. Los maestros que quiero y admiro enseñaron con la verdad y sin sesgos, con objetividad y con amor. Nunca estuvieron pendientes de estar sacando el cuerpo a sus obligaciones. Esos maestros que recuerdo, quiero y admiro, jamás estaban pensando en cesar permanentemente sus actividades perjudicando a sus alumnos; siempre pusieron sus obligaciones de formadores por encima de las participaciones políticas o ideológicas. Esos maestros que quiero y admiro siempre se actualizan, permiten la participación, aceptan sus errores; jamás ridiculizan a sus discípulos, son comprensivos, son humanos. 

Esos maestros que quiero y admiro son los que quiero para mis hijos y nuevas generaciones, los que esperamos ayuden a formar en valores, los que enseñan con sabiduría, los que enseñan siempre con el ejemplo. Esos son los maestros que quiero y admiro, Maestros de verdad.