Desde hace varias semanas los gobernadores han venido expresando su preocupación con el Plan Nacional de Desarrollo, especialmente en lo que implica un recorte de más de 600 mil millones de pesos para los entes territoriales.
La preocupación es que en el Plan Nacional de Desarrollo se establece el impuesto a los licores, que perjudica directamente los ingresos que van directamente en forma especial para la salud.
Consideran que es una especie de reforma tributaria sobre uno de los principales ingresos de los departamentos, sin análisis ni fundamente serio.
Los gobernadores consideran que no es justo que el aguardiente o el ron paguen más impuestos que los licores importados, de aprobarse la propuesta como quedó en el proyecto actual del Plan Nacional de Desarrollo.
Algunos congresistas han acogido las inquietudes de los gobernadores, y prometieron presentarlas en los debates que se le darán al Plan Nacional de Desarrollo, en defensa de los entes territoriales.
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