12 octubre, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Los días del porvenir

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Dario Ruiz

Por Darío Ruiz Gómez 

Cuando ya hace mucho tiempo acudíamos a la palabra porvenir era para referirnos a días que llegarían a nuestras vidas llenos de una alegría inconfesada ya que, ante un presente hostil, sentíamos que estábamos a punto de estallar de impotencia e incluso habíamos sido capaces de la máxima perfidia, olvidarnos de Dios.

¿Cambiar el mundo o cambiar la vida? ¿Entonces a qué clase de futuro podríamos confiar nuestra esperanza de vivir en una realidad sin violencia, sin persecuciones?

Las películas de Frank Capra en la década del cincuenta describían la realidad de las clases medias a punto de caer en la miseria, pero siempre al final los protagonistas escapaban de ese embrollo gracias a un optimismo vital cuando por encima de la desconfianza, la fraternidad de los vecinos, el amor de la familia se afirmaba en sus modestos valores de convivencia, igualmente un modesto camino hacia la alegría.

Lean a Chesterton y comprobarán el poder de este optimismo en las pequeñas vidas, mientras en la tragedia, recuerden, el héroe termina siendo el perdedor, aquel que se estrella contra sus propios sueños, en la comedia el humilde héroe de la vida cotidiana, el más perfecto de los prójimos encuentra siempre una salida a los desmanes de la realidad y la familia, los amigos seguirán unidos hasta que aparezca la palabra Fin.

La práctica de la bondad desarma al odio, a la maldad ya que es una virtud sin utilidad aparente en un mundo donde lo que desde el punto de vista no es rentable, ya no puede ser aceptado. Esos miles de obreros y empleadas, de trabajadoras que deben caminar durante horas para regresar a sus hogares ya que los terroristas han bloqueado el transporte que los llevaba al encuentro con la familia, nos recuerdan el valor de la fraternidad como respuesta a los violentos que propagan el caos incendiando vehículos, grafitiando las paredes de los edificios, a nombre de lo que paradójicamente constituye una causa justa. El uso de la violencia por parte de algunos funcionarios del Gobierno actual y con fines políticos es la demostración de que lo que menos les interesa es la gente humilde.

Apareció este lunes en la primera página de “El Tiempo” edición digital y en mitad de la página un rutilante video con dos personajes que conversan. Al principio pensé que era una vieja propaganda de cigarrillos norteamericanos o una propaganda de moda masculina teniendo en cuenta el modelo, su corte de pelo. La afectada manera de mover las manos me permitió reconocer a Quintero el amado candidato de Petro. Busqué debajo de la imagen el letrero donde debería decir “Publicidad política pagada” y no lo encontré.

No advertir la diferencia entre propaganda e información es engañar al lector que toma esta publicidad pagada como una información verás. Implícitamente se supone que la ética periodística debería ser tenida en cuenta a la hora en que los Fake News, las verdades Postmodernas, comienzan a desplegarse y cuando inmensas sumas de dinero, se están invirtiendo en esta guerra de relatos, curiosamente no por los llamados Partidos de la Oposición sino por el Partido Comunista para entronizar como válido el engaño, la falacia ideológica, haciendo una indebida presión sobre la Registraduría, tal como lo estamos viendo al conseguir que se apruebe una consulta de candidatos de la “Izquierda” con un gasto inmoral.

El Registrador Nacional ha agachado la cabeza al aceptar esta jugarreta pues cualquiera sabe que el Partido Comunista, el Polo, la Unión Patriótica son el Partido comunista y no Partidos diferentes y que el Pacto Histórico es un Partido Frankenstein que no responde a ninguna de las condiciones que se exige a un Partido Político.

Billete es lo que va a seguir siendo invertido en esta campaña en la cual la ética parece haber sucumbido en algunos medios de comunicación y los días del porvenir nos anuncian que “el futuro ya no es lo que era”.