
Por Elizabeth Mora-Mass
Los ataques del 11 de septiembre fueron una serie de acciones terroristas coordinadas llevadas a cabo por el grupo extremista al-Qaeda.
Estos ataques no solo causaron una inmensa pérdida de vidas y destrucción, sino que también provocaron cambios profundos en la política interna y la seguridad nacional y global.
Esa mañana, cuatro aviones comerciales fueron secuestrados. Dos de los aviones fueron estrellados contra los rascacielos conocidos como las Torres Gemelas en la ciudad de Nueva York, los cuales fueron destruidos.
Otro avión atacó el Pentágono, el centro de las operaciones militares de EE. UU., mientras que el cuarto se estrelló en un campo en Pensilvania después de que varios pasajeros intervinieron para detener a los terroristas.
Un total de 2,977 personas murieron, excluyendo a los 19 secuestradores, y centenares resultaron heridas. Muchos de los primeros trabajadores esenciales, como bomberos, policías, personal médico y de limpieza, voluntarios y personas que trabajaban en el Bajo Manhattan han muerto de diferentes tipos de cáncer y diversas enfermedades respiratorias y cardiacas como consecuencia del aire contaminado. Otros tienen varios problemas mentales y muchos abandonaron la Gran Manzana incapaces de seguir viviendo aquí.
Las consecuencias
Estados Unidos lanzó la Guerra contra el Terrorismo, incluyendo operaciones militares en Afganistán e Irak. El gobierno federal creó el Departamento de Seguridad Nacional, y el Congreso aprobó la Ley Patriota para fortalecer la seguridad nacional.
El legado del 11 de septiembre sigue influyendo en las relaciones internacionales, las libertades civiles y la política pública interna del Tío Sam.
En los últimos años ha habido un gran avance del racismo y el xenosismo. Desde las elecciones de 2016, estas dos palabras y la zozobra y el miedo que generan, en especial, entre las comunidades inmigrantes, han sido la nota predominante.
En particular, la última elección es evidencia irrefutable de estos cambios. Las imágenes de decenas de miles de indocumentados entrando libremente por la frontera sur generaron una gran incertidumbre, mientras que los comerciales hablando sobre “una frontera abierta” originaron pánico colectivo, lo que, sumado a los problemas sociales, de seguridad y financieros producidos por cerca de cinco millones de indocumentados en diversas ciudades estadounidenses, hicieron posible que Donald Trump ganara no sólo las elecciones, si no el voto popular.
Por otro lado, están las detenciones de ICE basadas en el perfil étnico. Además, está el hecho de que se puede ser cuestionado y detenido a causa del perfil étnico.
Y no sólo eso. Esta situación ha sido aceptada por la Corte Suprema de Estados Unidos, algo que parecía imposible hace algunos años.
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