
Por Darío Ruiz Gómez
Tres funcionarias y un señor, burócratas de la ONU y su oficina de Derechos Humanos para Colombia, después de cuatro días de visita para verificar en un hangar del aeropuerto El Dorado de Bogotá la denuncia sobre la presencia de 20. 000 cuerpos ocultos a la mirada de la justicia internacional, expidieron un informe a la Secretaría General del alto organismo, afirmando que la presencia de estos cuerpos en ese hangar era cierta.
Conocido el caso por la opinión pública, los especialistas comprobaron que esta afirmación era falsa pues era imposible que en tan reducido espacio se pudieran apilar tantos cuerpos de víctimas de los falsos positivos, ejecuciones extraoficiales; relato característico de los funcionarios de la ONU a la hora de analizar lo que retóricamente estos llaman “víctimas del conflicto”. Al producirse el lógico escándalo por este despropósito, que, hay que decirlo, hace diez años algunos medios de información hubieran dado por cierto en la tarea de desinformación que a escala nacional e internacional había ya desatado las FARC; de inmediato saltó a la palestra Ruiz Massieu nombrado por la ONU como verificador de los acuerdos de Paz con las FARC y ahora además veedor sobre las conversaciones con el ELN, para decirnos que esa Comisión no representaba a la ONU sino que era un grupo que actuaba por su cuenta.
¿Se vieron o no estos presuntos defensores de nuestras víctimas con Juliette Rivero representante en regla del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU para Colombia y con residencia permanente, al igual que Ruiz Massieu en Bogotá? Imposible no haberse visto.
El recurso a estas falsas verdades para deformar la verdad sobre los hechos es un recurso autorizado sobre todo por los grupos extremistas en el mundo a través de plataformas tal como ha venido haciendo Putin y tal como lo está haciendo China en esta guerra de relatos.
Mapiripán tal como finalmente lo aclaró Martín Sombra arrojó un saldo de once muertos y no de 49 tal como lo infló un Colectivo de Abogados para levantar un escándalo contra Alvaro Uribe, pero haciendo que el Estado indemnizara a 49 víctimas. Una verdad posmoderna trata siempre de acomodar la realidad a sus intereses.
Quiero hacer una aclaración necesaria respecto a lo que supone en el presente la aparición de Organismos internacionales, cuyos objetivos iniciales son respetables pero que terminan por deformarse al dar paso a una estéril burocracia.
“Burócrata –diccionario Google- viene del francés “berreaucratie” que se compone de la palabra “bureau”, escritorio”. La justicia de los burócratas se ejerce no a partir de la comprobación de los hechos sino desde un cómodo escritorio. Y desde un escritorio tal como podemos comprobar unos burócratas cínicamente atestiguaron que la cifra de 20.00 cuerpos depositados en un hangar era verdadera y por lo tanto ante la opinión pública del mundo Colombia debía ser condenada. Recordemos que Marelli, hoy Presidente de la JEP, llegó a Dabeiba a “sacar” los restos de 300 víctimas de los Falsos positivos y 3.000 restos en la hacienda el Palmar. Entre otras personalidades como Juan Gómez Martínez y como yo mismo lo hice en varias de mis columnas protesté por esta infamia. Marelli quien anduvo después por varios cementerios de Medellín en la vana misión de exclusivamente encontrar restos de las víctimas de los falsos positivos. Apenas 40 resto encontró Marelli en el pequeño cementerio de Dabeiba, una región donde las FARC nunca se cansaron de asesinar a todo ser humano tal como aconteció en la Comuna 13 en el momento en que las bandas de sicarios asesinaban y a ellos se agregó un grupo de las Autodefensas capaces de ser más violentos que los grupos anteriores.
¿Cuántas fosas comunes de otras masacres están diseminadas en las Comunas de Medellín, donde la violencia por parte de estos grupos fue tan dura?
Una leyenda Negra levantada ante nuestra mirada tratando de que aceptemos que no hemos visto lo que hemos visto. La cifra de restos de víctimas de la Operación Orión, insólitamente se ha elevado a 500 que deben estar enterrados en alguna capa geodésica muy profunda.
La JEP públicamente tiene que venir a decir la verdad ante la ciudadanía.
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