23 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Lo que no se dice del caso boliviano (1)

Por Nicodemo (Foto)

Hace unos días sucedió en Latinoamérica un hecho sin precedentes, Juan Evo Morales Ayma conocido simplemente como Evo Morales, el mandatario de América con más años en el cargo, 13 para ser exactos, de repente decidió convocar a nuevas elecciones y renunciar al cargo que tenía hasta 21 de enero de 2020. Huyóa México dieciocho días después que el Tribunal Supremo Electoral de Bolivia lo declarara vencedor por cuarta vez consecutiva.

¿Qué pasó? Los bolivianos habían respaldado a su primer presidente indígena en tres elecciones consecutivas, en el 2004, había ganado con el 54% en el 2009 con el 69% y en el 2014, reformando la constitución para poder acceder, con el 61% es decir, las tres elecciones ganadas en primera vuelta.

Todo parecía funcionar, muy pocos escándalos de corrupción, las cifras como jamás en su historia las había visto los bolivianos, el PIB aumentado por nueve, el ingreso per cápita por cuatro, el salario mínimo aumentó el 300%, la inflación del 2018 de 1.5%.

Desde aquel primero de mayo del 2006 cuando nacionalizó los hidrocarburos, lo que nadie había podido hacer, Evo Morales se convirtió en un héroe para su pueblo. Hasta el Fondo Monetario Internacional hablaba del “milagro boliviano” y el banco Mundial lo daba como un ejemplo a seguir.

Para las elecciones del 2019 la cosa cambió; para poderse presentar debía nuevamente cambiar la constitución y para esto en el 2016 convocó a un referéndum para postularse de nuevo. Todo parecía ganado, pero en las urnas con el 51% le dijeron NO, frente al 49% de los votos por el SI le ganaba y así fuera por tan solo 130.000 votos, la suerte estaba echada, Evo Morales no podía postularse.

Sin embargo, bajo la premisa de “no quiero, pero no puedo decepcionar a mi pueblo” hizo lo necesario para que Tribunal Supremo Electoral de Bolivia, claramente oficialista, lo habilitara, utilizado su poder discrecional. Esto dividió al pueblo boliviano.

Llegaron las elecciones del 20 de octubre y hasta las 19:40 hora local todo iba normal, los resultados preliminares del Tribunal Electoral daban a Evo Morales un 45.28% de los votos, mientras que a Carlos Mesa le daban el 38.16% es decir una ventaja del 7.12% muy lejos del 10% necesario para vencer en primera vuelta.

Es a esta hora la 19:40 donde comenzó todo a enrarecerse, a esa hora, el servidor previsto como parte de la infraestructura tecnológica del Sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP) interrumpió la transmisión de datos y la oposición reaccionó de inmediato, a la voz de fraude comenzaron de inmediato las movilizaciones.

Casi dos días después el Tribunal Electoral da un parte con el 95% del escrutinio, y reporta que Evo, obtenía un 46,86%, y Carlos Mesa el 36,72%. Ante esa circunstancia el margen para ganar en primera vuelta estaba tan solo en el 0.14% algo así como unos 9.000 votos. Y acá llegó lo que solo se puede explicar como un fraude electoral, el 5% restante significaría que a Evo le reportaron el 60.5% y a Carlos Meza el 23.8% y ahí fue la de Troya.

Evo Morales consciente de lo acontecido pidió que se hiciera una auditoria por parte de la OEA y es así como el 30 de octubre se firma un convenio con la OEA a través de la Secretaría para el Fortalecimiento de la Democracia (SFD), conformándose un equipo de 36 especialistas y 18 auditores; bueno en realidad 17 por la renuncia de Arturo Espinosa claro contradictor de Evo Morales y quien renuncio, un poco tarde, con el argumento de no incidir en los resultados.

La auditoría de la OEA concluyó: “En el último 5% del cómputo, 290,402 votos fueron contabilizados. De estos, Morales ganó 175,670, es decir un 60.5% de los votos, mientras Mesa obtuvo solamente 69,199 votos es decir un 23,8%. En otras palabras, en el último 5% de votación, Morales incrementa el promedio de votación en un 15% comparado con el 95% anterior, mientras Mesa cae en una proporción prácticamente igual. Este comportamiento es muy inusual”.

Ante esta situación y la OEA de forma inusualmente eficiente concluyó en su auditoría denominada “hallazgos preliminares” que“Esto lleva al equipo técnico auditor a cuestionar la integridad de los resultados de la elección del 20 de octubre pasado” y por esta razón “No es posible dar certeza de los resultados del TREP”

La auditoría de la OEA reportó todo tipo de irregularidades, actas adulteradas, más votos que personas inscritas, fallas en la cadena de custodia, ocultamiento del servidor que reemplazó al que dejó de trasmitir, destrucción de actas, actas con el 100% a favor de Evo Morales, ausencia de jurados, fallas en los algoritmos de cálculos, en fin ese proceso electoral presentó más huecos que un queso gruyer. La situación en ese momento se volvió dramática. Ahora veamos cómo fue su desenlace.

LO QUE NO SE DICE DEL CASO BOLIVIANO (2)

Sin cuestionar la metodología, sin pedir explicaciones, sin exigir que se hiciera una revisión a fondo y no de manera preliminar como la propia OEA lo manifestó, Evo Morales convoca a nuevas elecciones el mismo día que se pública el resultado de la auditoria de la OEA

Antes del fraude reportado Evo Morales aventajaba a Carlos Meza en el 95% escrutado y del cual nadie duda por 542.000 votos y estaba seguro en la segunda vuelta donde todos los encuestadores sobre todo los principales como Ipsos Bolivia, Viaciencia, Ciesmori y Captura Consultig le daban ventaja a Evo Morales por estrecho margen. Cabe la pregunta: ¿a quién le convenía el fraude? La lógica indica que al único que no le convenía era a Evo Morales y los hechos lo están demostrando.

Claro está que se hablaba de que era la oportunidad de derrotar a Morales, que la oposición se iba a unir en segunda vuelta y que los indecisos se irían hacia Carlos Mesa. Por su parte el oficialismo hablaba de “el voto oculto” es el de aquellos que en última instancia se deciden por la certidumbre. En fin, era un resultado de pronóstico reservado.

Entonces, aun así, Evo Morales decide que se repitan las elecciones, pero, con lo que no contaba Evo es que la policía se había insubordinado y se había puesto del lado de la oposición. Recordemos la larga trayectoria que tiene Bolivia en golpes de estado. Cabe recordar que antes de que Evo morales llegase a la presidencia, Bolivia había tenido cinco presidentes en cinco años, incluyendo el propio Carlos Mesa.

Retomando entonces, la policía se le había dividido y la mayor parte apoyaba a Evo, pero, un grupo importante sobre todo en Cochabamba se alió con la oposición y en especial con un señor que ya está dando de qué hablar llamado Luis Felipe Camacho, con el alias de “el Bolsonaro de Bolivia”, un personaje que es reconocido como racista, misógino, de extrema derecha, católico radical  y quien instigó desde antes de las elecciones a las movilizaciones por el fraude que se iba a cometer. El señor Camacho el propio 20 de octubre pidió a Evo Morales nuevas elecciones, pero cuando este hizo el anuncio ya no fue suficiente y le pidió la renuncia y en un acto desafiante y con el permiso de las fuerzas armadas llegó hasta el palacio de gobierno llevando una Biblia en una mano y en la otra una carta de renuncia para que Evo Morales la firmara.

Lo que se presagiaba era el peor escenario, el comienzo de una guerra civil, la policía dividida, la oposición organizada e intransigente, los partidarios de Evo dispuestos a defenderlo a como diera lugar y unas elecciones manchadas por el fraude. La situación se agrava cuando los opositores comenzaron con actos vandálicos y de terrorismo, secuestros de familiares de altos funcionarios, asonadas a casa de los principales dirigentes incluida la de Evo Morales y el bochornoso acto en contra de una mujer, la alcaldesa de Vito en Cochabamba, del grupo político MAS el mismo del presidente, quien fue arrastrada por las calles llenada de pintura, golpeada y obligada a andar de rodillas para pedir perdón.

Y llega el punto cumbre, el comandante de las fuerzas militares el general Williams Kaliman le “sugiere” al presidente que presente su renuncia. En otras palabras, los subalternos armados le piden al jefe la renuncia. No sé qué nombre darle a esto distinto a un golpe de estado. Kaliman pasó de “hermano presidente” a su verdugo (señor renuncie).

Los analistas coinciden que, si Evo Morales hubiera llamado a la resistencia, hubiera destituido a los insubordinados o siquiera hubiera propuesto movilizaciones, el baño de sangre en Bolivia hubiera sido inevitable.

¿Que hizo Evo Morales?, ese mismo día renunció, no se apegó al poder no esperó un juicio, no interpuso recursos ni aplazamientos, no dijo entrego el poder cuando hagan nuevas elecciones, no, nada de eso, solo renunció y se fue. Con esto evitó una tragedia que unos cuantos querían que sucediera.

¿Qué se viene?, nadie lo sabe, pero, se cree que la derecha se tomará el poder sea con Carlos Mesa un perfecto inútil quien fue el vicepresidente cuando el señor Gonzalo Sánchez de Losada, presidente de turno  abandonó el país en medio de una sangrienta revuelta popular que dejó alrededor de 80 muertos, después fue presidente y renunció 20 meses después por la incapacidad de gobernar ante las protestas indígenas y el otro que  comenzó a sonar,  es el señor  Luis Camacho un verdadero “tiro al aire”, un sujeto que representa la oligarquía Boliviana y  la más recalcitrante ultra derecha. Por su parte, Evo Morales no tiene sucesor ya que el más cercano es el que hasta hace tres días era el vicepresidente el señor Álvaro García, quien también renunció y que fue amenazado por los insubordinados.

No se sabe qué va a pasar en Bolivia. Lo que sí se sabe es que esto está lejos de terminar. El MAS, partido de Evo Morales controla La Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia o Congreso Nacional tanto en Cámara de diputados como en Senado. Para los seguidores de Evo y son la mayoría en Bolivia lo que se dio no fue la huida de un presidente frente a unas elecciones con visos de corrupción, sino un héroe que escapó para evitar una tragedia y salvar su vida de un infame golpe de estado orquestado por la oligarquía, los Estados Unidos y un grupo de policías corruptos.

Sus seguidores hablan del pronto regreso de Evo Morales y que tiene derecho a participar en las elecciones que van a convocar y para los que presionaron la renuncia están dispuestos a hacer lo necesario para que esto no suceda y así piensan ellos tomarse el poder y no permitir el regreso del MAS a la presidencia.

Bolivia se encuentra en alta tensión y ya se están presentando manifestaciones en contra de la “ilegitima” presidenta Jeanine Áñez del partido de oposición. Entre las huestes de Evo Morales no hay duda del golpe de estado y que hay que “resistir” hasta entregar la vida por la causa. El movimiento indígena “del poncho rojo” los indios Aymara ya comenzaron y han sido víctimas de atropellos por parte de la policía. Bolivia está paralizada, han reportado ataques a periodistas extranjeros, detenciones arbitrarias de seguidores de Evo Morares y este desde México no para de denunciar el golpe de estado del que fue víctima, sin embargo, lo que pasó ese 12 de noviembre pasará a la historia de Bolivia y del mundo como un presidente que antepone la integridad de su pueblo a sus propios intereses y exhibió una muestra de sensatez digna de elogio. Ojalá otros mandatarios siguieran su ejemplo.