20 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Lo malo son las cifras

Por Ramiro Orozco

Resulta casi irrelevante las explicaciones que se den de una gestión, lo que verdaderamente hace que un trabajo sea considerado bueno o no, son sus números, sus resultados. Por ejemplo, al señor Queiroz, ex técnico de la selección Colombia de fútbol, el 9-2 recibido en dos partidos le valió su despido como técnico. De nada le sirvió su buena disposición frente a la prensa, su demócrata sistema de convocatoria. Nada, los resultados, las cifras fueron contundentes. 

Tal cual debemos hacer con nuestros gobernantes. Ese 5.16% de incrementyo a los vagos congresistas que equivale a $1.676.000 a cada uno, es mucho más que los $30.723 pesos que fue aumentado a los trabadores con salario mínimo equivalente al 3.5% y por más que algunos politiqueros hipócritas salgan a rechazarlo, es difícil de creer que lo van a devolver.  

El presidente Duque, apelando a triquiñuelas de lenguaje macroeconómico dice, con el cinismo que lo caracteriza, que este aumento al salario mínimo es ”el mayor en cuatro décadas”. Qué pena desmentirlo señor presidente, pero, sus tres antecesores hicieron un alza mayor a lo que usted tan generosamente hizo. 

Esos $30.723 pesos es una cifra inferior a los $31.100 de Juan Manuel Santos del 2013, o a los $35.400 de Álvaro Uribe en el 2009, e incluso a los 31.821 de Andrés Pastrana en 1998 cuando los precios de la canasta familiar eran un tercio de lo que son hoy. 

Aún no han dado las cifras macroeconómicas de Colombia 2020. Sin embargo, ha de esperarse una catástrofe. El país tuvo un decrecimiento de la economía superior al 10% lo que hace de este gobierno el de peor desempeño en toda la vida republicana de nuestra nación. Lo mismo sucede con la cifra del desempleo, del 20.5% y 4.2 millones de desempleados reportados en el mes de agosto, esa sí, la mayor en cuarenta años, se terminará el 2020 con cifras cercanas al 14% lo que no se veía en los últimos 20 años. 

Otras cifras que hacen ver mal a nuestros gobernantes es el manejo del covid-19. El presidente Duque tiene muchos cuestionamientos sobre sus actuaciones, politiquero, mentiroso, corrupto, derrochón, ineficiente y hasta estúpido, pero, lo que nadie le puede quitar es que es un gran presentador de televisión. Todos los días su puesta en escena es impecable y presenta con el mismo ánimo fiestero los muertos por el covid-19 que a Jessi Uribe o a Paola Jara. La gestión de Duque ha significado que seamos uno de los peores países en el manejo del virus.  Somos uno de los doce países con mayor número de contagios y de muertos del mundo y para completar su mala presentación, aún no está claro cuándo comenzará la vacunación mientras en México, Chile y Argentina ya comenzaron.  

Otras cifras que dejan mal parado al gobierno Duque son las de asesinatos de líderes sociales, masacres y excombatientes de las Farc que indican que cada semana matan a cinco líderes sociales, cuatro excombatientes de la Farc y se suceden al menos dos masacres. Indepaz informó que son 251 asesinatos de líderes sociales hasta noviembre de 2020 a lo que el gobierno le responde que no son tantos y que la tendencia es “a la baja”, las masacres las situaron 91 con 391 personas fallecidas y los asesinatos de excombatientes de las Farc llegaron a 244 lo que lleva a recordar la promesa de campaña presidencial frente al proceso de paz con aquello de que “ni trizas ni risas”  

No obstante, estas situaciones, hay algo para resaltar y son los números de la erradicación de cultivos ilícitos. El ministro Holmes, cuasi candidato presidencial, aseguró que en el 2020 fueron erradicadas manualmente 130.000 hectáreas de cultivos ilícitos, lo que significa que de las 154.000 reportadas a diciembre de 2019 por la UNODC (Oficina de la Naciones Unidas contra la Droga y el Delito) indica que en un solo año fueron erradicados el 84.54% de los cultivos de coca en Colombia. Eso es para quitarse el sombreo. La buena noticia es que si se mantiene esta eficiencia para Semana Santa no habrá más coca en Colombia que aquellas pocas que crezcan de manera silvestre o las sembradas en materas como plantas ornamentales. En este punto surge la pregunta inevitable: si esto es así ¿para qué el glifosato? Con esta noticia se caen los argumentos de políticos y periodistas que piden a gritos el glifosato para los campos colombianos ya que con que se controle la siembra de los cultivos ilícitos y sigan erradicando a este ritmo se tiene la solución, ¿o no?  

El doctor Duque y su corte alcaldes nos pueden decir que las cosas no están tan mal, que si no hubieran hecho lo que hicieron estarían peor, que vamos mejorar, que se está haciendo de manera eficaz la tarea para la que los elegimos. Pero la realidad es otra, el país está descuadernado, más empobrecido que nunca, con la inseguridad empoderada, con la producción de bienes y servicios atascada, con el miedo y la represión generalizada y con unos medios de comunicación comprados que desinforman y que son cómplices de los abusos y la corrupción. 

El presidente Iván Duque y sus súbditos alcaldes pueden decir que está haciendo un gobierno excelente, lo malo son las cifras.