14 mayo, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Liderexia

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Lucy Osorno

Por Lucy Osorno Sánchez 

En la actualidad, a cualquier cosa o situación se le asigna un nombre científico. Últimamente, se habla de lapibonexia, término derivado de “pibón”, que se refiere a una persona muy atractiva, y el sufijo “exia”, que denota una condición o estado. Por lo tanto, pibonexia se define como “persona que se considera muy atractiva y no necesariamente lo es”. Haciendo una analogía, denominaremos “liderexia” al fenómeno de los personajes autoproclamados como candidatos presidenciales. La diversidad de personajes es amplia y abarca todas las tendencias políticas, colores y sabores. La liderexia no discrimina raza, color, sexo, edad, religión o partido político.

En las redes sociales, cualquier individuo puede volverse famoso de la noche a la mañana con tan solo un toque de viralidad. Ser reconocido por la opinión pública en la actualidad es relativamente sencillo. Este entorno ha llevado a que algunos se vean tentados a postularse como candidatos presidenciales a pesar de que sus capacidades intelectuales y trayectorias profesionales sean mediocres. Este fenómeno no es nuevo, ya lo hemos experimentado y sufrido en otras épocas.

La falta de liderazgo es un problema global. Las aspiraciones superan la idoneidad. Paradójicamente, muchos de los autoproclamados carecen del perfil necesario, mientras que aquellos que sí lo poseen y son aclamados por el pueblo, no desean aspirar a la carrera presidencial.

La política requiere líderes sólidos que comprendan los desafíos complejos que enfrenta el país, incluyendo la seguridad, la economía y la unidad nacional, entre otros. La falta de experiencia no se compensa con buenas intenciones o una presencia destacada en redes sociales. Es fundamental que los ciudadanos estemos informados y no solo sigamos a candidatos en las redes. Necesitamos líderes que, además de inspirarnos, puedan convertir esos sueños en acciones concretas y efectivas. Las redes sociales generan personajes efímeros.

Colombia atraviesa un momento oscuro y es crucial actuar con sensatez. El liderazgo se adquiere de forma natural o a través de un proceso de construcción. Al igual que la gestación de un bebé requiere nueve meses, un presidente necesita años de preparación, conocimiento y liderazgo sólido y probado. Parece que en Colombia, la presidencia se ha vuelto “mango bajito”.