El dos de mayo de 2019 se cumplieron 500 años de la muerte, a la edad de 67 años, de Leonardo di ser Piero da Vinci. Además de pintor, escultor, escritor, científico, inventor e innovador, fue también, entre otros campos de genial trabajo, astrónomo, arquitecto e ingeniero militar, botánico, cocinero y hostelero, geógrafo y cartógrafo, filósofo, geómetra y matemático, geólogo y paleontólogo y urbanista. A lo que hay que agregar que fue músico, poeta, (y loco, agregaran algunos) para terminar de caracterizar a este singular personaje, genio y figura cimera humanista del Renacimiento. Por sapiencia en tantos y variados campos se le considera el polímata (el sabio, quien sabe muchas cosas en diversos campos) más visible en la historia de la humanidad.
Son bien conocidas sus obras artísticas en pintura como “La Última Cena”, “La Mona Lisa”, “La Adoración de los Reyes Magos”, “La Anunciación” y el muy destacado “Hombre de Vitruvio”, dibujo que muestra las proporciones ideales del cuerpo humano.
Leonardo da Vinci desarrolló sus propios inventos o dio cuerpo y precisión a algunos ya propuestos con anterioridad: Un reloj más preciso, paracaídas, armas de guerra, el helicóptero, la ballesta, anemómetro, aire acondicionado, vehículo autopropulsado, equipo para bucear y muchos más. Creó también el caballero robótico.(Lea la columna).
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