22 septiembre, 2025

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leer a un amigo: Apolinar y Valencia

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Ricardo Correa

Por Ricardo Correa Robledo 

Apolinar Mosquera y León Valencia se cruzaron 12 correos electrónicos a través de los cuales se reconectaron, reavivaron una amistad profunda, del alma, que había quedado interrumpida décadas atrás por accidentados sucesos. En esta correspondencia recuerdan su vida entera, los tiempos compartidos y lo que cada uno vivió por su cuenta. Todas las historias narradas están llenas de intensidad existencial, exuberancia de los sentidos y profundidad de los sentimientos. Apolinar y Valencia son dos amigos que se leen mutuamente en un ejercicio que los emociona hasta lo más profundo.

León Valencia es mi amigo, amigo del alma, y acaba de publicar su novela ‘La vida infausta del negro Apolinar’, un libro apasionante, que no se quiere soltar, en el cual uno como lector viaja de la mano de los personajes a diferentes lugares, tiempos y relaciones. La vida en un puerto, que es Buenaventura, en las décadas de los 50 y 60 del siglo pasado, con la presencia de su inmensa comunidad negra, con sus realidades sociales, culturales, musicales, religiosas. También la vida de los negros en medio de los cultivos de caña en el Valle, un ingenio azucarero, la creación de un sindicato de trabajadores, la respuesta de los dueños, música del Pacífico y la irrupción de la Salsa, amores, y también Cali. Sucesos en el Bajo Magdalena, vida alrededor del río, su riqueza cultural. Una estancia en Valparaíso-Chile, en un contraste abrupto entre el calor tropical y el viento frío del Sur.

Generalmente uno lee a personas que nunca ha visto, con las que no se ha relacionado, y que nunca verá. Es casi imposible tener un amigo escritor si no se está en el medio de escritores. Por mi parte solo tengo dos amigos que escriben libros: uno de ellos es León Valencia. Con León nos conocimos hace 26 años, en los tiempos del impulso al proceso de paz del Caguán, el cual luego de un entusiasmo enorme trajo grandes frustraciones, pero que dejó lecciones tremendamente útiles para el acuerdo de paz de La Habana. Y también dejó amigos.

Con León fuimos construyendo una amistad entrañable. Cada uno con una experiencia existencial radicalmente diferente, pero con un interés mutuo en saber del otro y conocerlo. Obviamente, la vida de León es mil veces más interesante que la mía, más rica y variada. Pero siempre hay un afecto mutuo y profundo. Desde antes de la pandemia no nos veíamos, y ahora que vino a Manizales a presentar su libro pudimos reeditar y reconfirmar el lazo de amistad.

La vida infausta del negro Apolinar es ante todo un libro sobre la amistad, la que se manifiesta de manera vigorosa, fuerte, intensa, en cada página. Pero va más allá, es una novela sobre los negros, particularmente del Pacífico colombiano; sobre eventos sociales, políticos y culturales que vivió el país. León Valencia usa hilos de ficción para unir los trozos de tela de la realidad, como ocurre en tantas novelas, en las mejores.

Para mí fue muy emocionante leer La vida infausta del Negro Apolinar, cada página me sumergió en muchas realidades nuevas para mí, y en muchas cosas que no sabía de León. Y sobre todo, tuve el gusto de leer a un amigo, así como se leyeron mutuamente Apolinar y Valencia.