29 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Las Industrias Creativas o Economía Naranja: Una Buena Oportunidad para el Arte, la Cultura y la Educación

 

Por Enrique Batista J., Ph. D. (foto)

 https://paideianueva.blogspot.com/

La naranja es el color más feliz – Frank Si9natra

Y también una oportunidad para arte, ciencia, cultura y economía puedan integrarse en proyectos de aprendizaje escolar y para que la formación artística deje de ser un “relleno”, como con displicencia se le llama en ambientes escolares, y se convierta en parte fundamental de todo proyecto educativo.

Las Naciones Unidas destacan a las industrias creativas o economía naranja como una de las más dinámicas que han más que duplicado en muy pocos años la generación de riqueza con sus ingresos. Según la UNESCO se trata de uno de los sectores de más rápida expansión en la economía mundial que, además de generar trabajo, contribuye al progreso de los países fomentando la calidad de vida y la autoestima de las personas, Además, para Colombia señala la misma organización, que como país que busca diversidad e innovación más allá de los commodities, las industrias creativas parecen un nicho natural. (https://bit.ly/2XVTGzO).

Las industrias creativas además de la riqueza, desarrollo y empleo que generan preservan y diseminan la valía cultural, las identidades culturales, marcando nuevas dimensiones y modos de difusión con base en desarrollos digitales que facilitan que cultura y economía se encuentren. La UNESCO (que usa la denominación de “industrias culturales”) las define como aquellas que «tienen como objeto principal la producción o la reproducción, la promoción, la difusión o la comercialización de bienes, servicios y actividades de contenido cultural, artístico o patrimonial.” (https://bit.ly/2FO9g5U).

En Colombia se expidió en 2017 la «ley de la economía naranja«, la que tiene por objeto desarrollar, fomentar, incentivar y proteger las industrias creativas referidas a los sectores que enlazan creación, producción y comercialización de bienes y servicios basados en contenidos intangibles de carácter cultural o que generan protección de los derechos de autor.  Señala la misma ley que esas industrias “comprenderán de forma genérica –pero sin limitarse a estos – los sectores editoriales, audiovisuales, fonográficos, de artes visuales, de artes escénicas y espectáculos, de turismo y patrimonio cultural material e inmaterial, de educación artística y cultural, de diseño, publicidad, contenidos multimedia, software de contenidos y servicios audiovisuales interactivos, moda, agencias de noticias y servicios de información, y educación creativa”, las que, por política que desarrolle el gobierno, impulsarán  este sector de la economía para generar empleo de calidad, ser motor de desarrollo y fomentar la identidad y equidad. (Subrayados fuera del texto).

En el Plan Nacional de Desarrollo 2018 – 2022, “Pacto por Colombia, Pacto la Equidad” entre los 25 pactos que contempla está el 10 que  dice: “Pacto por la protección y  promoción de nuestra cultura y desarrollo de la economía naranja” con el cual se busca una mayor  participación de los ciudadanos en las actividades artísticas y culturales, contribuir al desarrollo de la creatividad y de nuevos emprendimientos productivos, consolidar las industrias creativas y culturales como medio para el crecimiento de la economía del país y para la creación de empleo de calidad. De igual modo, el Plan busca fortalecer los procesos de formación artística y cultural y liberar el talento artístico y creativo de los jóvenes preparándolos para los retos de cuarta revolución industrial. (La ley 1955 de 2018 del Plan De Desarrollo se puede bajar aquí: https://bit.ly/32aeSky).

El presidente Duque quien en 2013 acuñó el término “economía naranja»  basado en el dictum de Frank Sinatra que está en el epígrafe de este artículo: «El naranja es el color más feliz«.
Pedro Buitrago y el ahora presidente Iván Duque publicaron en 2013 el texto, con un enfoque de facilidad y lectura didáctica, titulado “La Economía Naranja: Una Oportunidad infinita” (el lector puede bajarlo en https://bit.ly/2XTtTVS). Ahí se encuentra la definición de economía creativa de Howkins como aquella que “comprende los sectores en los que el valor de sus bienes y servicios se fundamenta en la propiedad intelectual: arquitectura, artes visuales y escénicas, artesanías, cine, diseño, editorial, investigación y desarrollo, juegos y juguetes, moda, música, publicidad, software, TV y radio, y videojuegos”.

Si esta economía, destacan los autores del texto, fuese una economía en sí misma sería la quinta del mundo por encima de Alemania, tercero en las Américas después de Estados Unidos y Brasil, el noveno en exportación de bienes y servicios y la cuarta fuerza laboral del mundo. Con uso de un neologismo resaltan que: “Ahora que la tendencia en el comercio creativo se inclina en favor de los servicios, la delantera la tomarán las naciones con una estrategia digital intensiva en mentefacturas”. Estas industrias contribuyen al 23.3 % del empleo mundial y, agregan, que la versatilidad de esta industria permite potenciar la capacidad de crear valor adicional a múltiples infraestructuras como las físicas (vías, parques, museos, teatros, bibliotecas, estadios, puentes, coliseos, aeropuertos, centros comerciales) o virtuales (fibra óptica, antenas de radio, satélites y otros).

Apoyados en  el profesor Ken Robinson, Buitrago y  Duque resaltan que las  reformas educativas que se hacen ahora en el mundo requieren ajuste a una forma de alfabetismo digital  para superar al que bien denominan paradigma tecnocrático de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (modelo STEM) para impulsar otro que, además de esas disciplinas, se les integre la creatividad de las artes y el diseño “para que todos podamos ser STEAMD“ (donde la “A” es por artes y la “D” por diseño), pensamiento que concuerda con nuestra postura expresada varias veces en estas columnas en el sentido de se precisa ir más allá del STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) para incluir en los procesos formativos escolares a las artes y la cultura (esenciales en la economía naranja) y como elemento básico de identidad, desarrollo cognitivo y precisión comunicativa por la capacidad de hacer buen uso del español. Por ello, nuestra propuesta la hemos denominado el modelo STEAMS, donde la última “S” se refiere a español y sociedad.

De otra parte, José Benavente y Mateo Grazzi  en un texto titulado “Políticas públicas para la creatividad y la innovación: Impulsando la economía naranja en América Latina y el Caribe” (el lector lo puede bajar aquí: https://bit.ly/2YA2acH) proponen el concepto de “ecosistema creativo” para facilitar el diseño de las intervenciones públicas para la economía naranja y el de políticas para estimular la oferta. En términos generales, estiman que esta economía se está convirtiendo en tendencia en la América Latina, incluso más que la innovación. Para una política pública en el campo de la economía creativa señalan, entre los insumos públicos, la “Formación de capital humano y programas de capacitación en STEAM”. Y en cuanto a las políticas de formación de capital humano proponen que el Estado en “el sistema educativo apoye la creatividad mediante la promoción no sólo de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés), sino también de las artes (STEAM, por sus siglas en inglés)”.