Por Claudia Posada
Hay asuntos de marcada incidencia nacional, como por ejemplo, la pobreza multidimensional que impacta las condiciones de vida de muchos colombianos, lo que debería ser parte fundamental de las agendas de estudio y análisis de quienes hoy se perfilan como aspirantes a la presidencia de Colombia, pero algunos de ellos ni lo mencionan.
En sus pronunciamientos particulares, o con relación a estadísticas que ponen al país en lugares tan lamentables como uno de los más inequitativos del mundo, desafortunadamente en muy pocos de aquellos que quieren ser el gobernante elegido en el 2026, se observa que lo tenga en sus prioridades de gestión. Aunque falta entrar a las etapas definitivas de sus campañas políticas, podemos ir mirando en algunos de ellos su escaso recorrido en la vida pública, o bien en otros una amplia trayectoria, pero ya se puede adivinar quienes están interesados en mantener el establecimiento que por décadas ha perpetuado la discriminación que agudiza la falta de oportunidades.
El Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) que es un instrumento de planificación y gestión que busca transformar los territorios más afectados por el conflicto armado, la pobreza, la debilidad institucional y las economías ilícitas, sigue arrojando información que da cuenta de las crisis padecidas principalmente en regiones que nunca han sido recorridas por la mayoría de los políticos que, cómodamente sentados en sus curules, o aquellos que fundamentan su discurso de soporte para hacerse elegir como el gobernante que suceda a Gustavo Petro, es simplemente “argumentar” que es culpa del mandatario actual todas las graves crisis de Colombia. Suena tan absurdo que hasta es irritante oírlos. Pero peor aún, duele descubrir que son muchísimos los potenciales electores que les creen. Los PDET se establecieron como parte del Acuerdo Final del Proceso de Paz en Colombia. Su objetivo es lograr el desarrollo rural en los territorios priorizados, fortaleciendo las instituciones estatales y reduciendo la incidencia de organizaciones criminales. ¿Será que tenemos en ese abanico de candidatos algunos que juiciosamente se hayan preocupado por, al menos, acercarse a la lectura de los avances del mencionado programa? Exigirles que visiten las comunidades de la Colombia profunda, antes de construir un Plan de Gobierno, es mucho pedirles. Cuando ni siquiera los proyectos de Ley construidos en el marco del mejoramiento de la Salud, por ejemplo, o las reformas para alcanzar equidad social y bienestar colectivo, no les merece análisis y discusiones productivas, se desvanece cualquier esperanza.
De Infobae extraemos algunos de los resultados de la última encuesta de la firma Invamer: “En cuanto a regiones, Gustavo Petro cuenta con una aprobación del 34% en Bogotá, mientras que en Medellín y Bucaramanga, el jefe de Estado contó con más desfavorabilidad. En la capital de Antioquia, el mandatario tuvo una desaprobación del 77%, mientras que en Bucaramanga, el resultado fue del 75%. Barranquilla fue la ciudad principal de Colombia donde el presidente Gustavo Petro contó con más favorabilidad, ya que obtuvo una aprobación del 50%. Sin embargo, los resultados de la encuesta detallaron que la desaprobación fue mayoritaria en el resto de zonas urbanas evaluadas”. Y como para confirmar que puede ser cierto lo comentado por muchos que dicen tener certeza sobre cómo la “gente bien” de las grandes capitales (es donde se tomó la muestra) no quieren que se les rotule como petristas, este resultado: “Los ciudadanos de estratos 1 y 2 dejaron ver una mayor aprobación hacia el presidente Gustavo Petro, con un 37% de favorabilidad, mientras que estratos 4, 5 y 6 el indicador disminuyó al 28%”. Y agrega la información de Infobae: “Los ciudadanos de estratos 1 y 2 dejaron ver una mayor aprobación hacia el presidente Gustavo Petro, con un 37% de favorabilidad – crédito César Carrión/Presidencia de la República”
Otro dato que llama la atención es el siguiente: “En cuanto a grupos de edad, la aprobación de Gustavo Petro fue mayor en jóvenes de 18 a 24 años, que contó con una favorabilidad del 46%, pero disminuyó a 26% en el grupo de 55 años o más”. Coincide lo anterior con el grupo poblacional que aportó un alto porcentaje de votos para la elección de Gustavo Petro. “La encuesta de Invamer también detalló que el 64% de los consultados creen que Colombia va por mal camino. El resultado dejó ver una disminución a comparación de agosto de 2024, que dio un resultado del 67%. Para diciembre, el 27% de los encuestados creen que el país va por buen camino”. Se preguntó en la encuesta acerca de preferencias o favorabilidad que apunta a indicar tendencias entre los más sonados: “Sobre Vicky Dávila, los resultados de la encuesta de Invamer dieron a conocer que la cifra disminuyó en cinco puntos porcentuales, lo que refleja indecisión y falta de conocimiento en torno a su posible candidatura”. “Vicky Dávila baja en favorabilidad de cara a las elecciones presidenciales del 2026- crédito Álvaro Tavera/Colprensa”. Según la firma encuestadora: “Hay que resaltar que Vicky Dávila ve crecer su imagen desfavorable. Sergio Fajardo se mantiene más o menos igual, mientras que Claudia López, aunque tiene una buena imagen favorable, también experimenta un incremento en la desfavorable, que supera a la positiva”. A partir del segundo trimestre del 2025 empezará la carrera definitiva hacia la Casa de Nariño, cuando visualicemos las etapas de campaña que nos pueden traer sorpresas. “Falta que corra mucha agua bajo el puente”.
En conclusión, se reafirma lo que se ha sostenido, que las encuestas y los sondeos, generalmente, posicionan o destronan según quien los contrata. Pero lo cierto es que son indicativos que tienen en cuenta los asesores de los candidatos para girar el rumbo de sus estrategias de persuasión.


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