28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Largo y ancho: Debates latosos

 

Por Rubén Darío Barrientos G. (foto)

rdbarrientos@une.net.co

Un agotador debate de más de siete horas en el Congreso, de control político sobre la corrupción de Odebrecht y el fiscal Néstor Humberto Martínez (este 27 de noviembre), tuvo intervenciones extravagantes e interminables: el propio fiscal, habló por hora y media; el senador Jorge Robledo, casi una hora; Gustavo Petro, una hora, y el senador Toño Zabaraín (a quien tildan de haber intervenido alicorado), habló veinte risibles minutos, incluyendo alusiones a Fidel Castro. A propósito, este último personaje se iba a lanzar por el Partido Conservador, pero atendió el llamado de Fuad Char y salió avante por Cambio Radical con casi 75.000 votos, la quinta votación de dicho partido. Ha sido promotor internacional de boxeo, manejador de boxeadores profesionales y actualmente preside la Comisión Sexta del Senado.

Estaba recordando que en el año 2005, se hundió un proyecto de ley que pretendía ordenar los debates en las plenarias de la Cámara y el Senado. En ese entonces, el ponente Germán Varón, habló de que «se pondrá fin a las largas, tediosas y repetitivas intervenciones». Ello, bajo el mecanismo de voceros y tan solo dos posiciones por bancada: una la mayoritaria y, de forma excepcional, otra por una situación como la objeción de conciencia o la postura del disentimiento. Sinceramente, ¡Qué perderá de tiempo vivimos! Estar frente a la pantalla chica en un debate, es una dilapidación de minutos y horas, en donde casi todos los intervinientes se van por las ramas y lo más emocionante son los agarrones y los enfrentamientos. Por ejemplo, en este debate de Odebrecht, lo más excitante fue la exhibición que hizo la senadora Paloma Valencia del video donde se aprecia a Petro recibiendo unos dineros y guardándolos en una bolsa. (Lea la columna).