Por José Hilario López (Foto)
“… la moderación en nuestra vida.
Su práctica excluye los dos extremos viciosos en los quemuchas veces entendemos se expresa nuestra existencia:el exceso y la carencia, que son nocivos”
(García Hinestrosa, Edwin. 2022.El justo medio nos invita)
Un buen amigo con quien comparto experiencias sobre como avanzar en el propósito de una vida buena, me hizo llegar el libro “Lecciones de Aristóteles” del historiador y filósofo inglés John Sellars. En el libro, Sellars sostiene que la filosofía de Aristóteles es relevante para la vida cotidiana y que la curiosidad es la clave para una vida plena. Quisiera compartir apartes del Capitulo 6 del libro de Sellars, donde se refiere al concepto de la vida buena, tal como nos lo enseña Aristóteles en su Ética a Nicómaco.
En el referido capítulo El Estagirita empieza reflexionado sobre lo que significa disfrutar de una vida buena basada en dos elementos fundamentales, para lo cual se apoya en su formación como biólogo y como filosofo discípulo de Platón. El ser humano primero que todo debe cumplir cabalmente su función biológica: conservar la vida y reproducirse, pero hay algo más trascendental que vivir una vida animal: la facultad de pensar de forma racional, la actividad humana con base en la razón: un buen ser humano piensa y actúa de forma racional. La vida buena, sería el nombre adecuado para un funcionamiento con base en estos dos fundamentos: el mandato biológico y el comportamiento racional. A esto habría que agregar una tercera dimensión: La virtud.
¿Cuál es el Bien Supremo, lo que más deseamos? ¿Qué perseguimos por sí mismo y qué perseguimos por algún otro motivo? Aristoteles sostiene que hay bienes instrumentales, como el dinero que nos sirve para adquirir algo, pero el Bien Supremo es el fin último de todo lo que hacemos. ¿Existe algo así? Aristóteles cree que sí: La Felicidad, concepto éste que definía como eudaimonia, que podemos traducir como felicidad, pero quizá fuera más exacto como «vida buena».
El estado de eudaimonía consistiría en que la vida, en su conjunto, resultara buena desde un punto de vista objetivo, y que otras personas fueran capaces de reconocerla. Para El Estagirita, la función distintiva de los humanos, como ya se ha dicho, es nuestra capacidad de pensar de forma racional. En sus palabras, «la actividad del alma conforme a la razón». Un buen humano es, pues, aquel que piensa y actúa de forma racional.
Otra noción clave en Aristóteles es la virtud, areté (excelencia). No solo «virtud moral». Para vivir una vida buena y feliz necesitamos ser virtuosos, lo que significa desarrollar una serie de rasgos de carácter positivos, propios de un ser humano racional. Aristóteles distingue entre “las virtudes intelectuales» y “las virtudes morales». Entre las virtudes intelectuales, está la capacidad de adquirir conocimientos, saber hacer cosas, saber tomar decisiones, ser, en suma, inteligente. Entre las virtudes morales, están el valor, la moderación, la generosidad y la amistad.
El Justo medio
En suma, para Aristóteles la verdadera virtud está en una vida actuada con moderación, en lo que llama “el justo medio». El justo medio, concepto fundamental para la vida buena, es la capacidad racional del ser humano de tomar decisiones prudentes, ubicadas en una posición intermedia entre el exceso y el defecto. Sólo alguien que actúa libre y equilibradamente, evitando irse a los extremos, es una persona virtuosa.
Para Aristóteles, el valiente es un justo medio entre el temerario (que no le teme a nada) y el cobarde (que le teme a todo); el generoso es un justo medio entre el avaro (que no gasta nada) y el derrochador (que gasta todo lo que tiene); la amistad es un justo medio entre la adulación (alabar a los demás por conveniencia o por temor) y la hostilidad (tratar a los demás con desprecio y maltrato).
-Quien valora y quiere ejercer la prudencia, busca tanto el bien colectivo como el propio. Alguien prudente encuentra la manera de beneficiar a los demás, sin ir en contra de sí mismo.
-Quien es prudente y busca la sabiduría, está siempre dispuesto a la crítica constructiva. Buscará siempre una mejor forma de hacer las cosas.
-Quienes son prudentes indagan primero y evalúan cada caso, antes que juzgar: son más detectives que integrantes de un jurado.
La siguiente tabla esquematiza los diferentes conceptos que configuran muestras vivencias, en términos de excesos, justos medios y defectos. (Cuadros)
| Concepto | Exceso | Justo Medio | Defecto |
| Temor y confianza | Temeridad | Valentía | Cobardía |
| Placeres y dolores | Incontinencia | Templanza | Insensibilidad |
| Dar dinero, recibir dinero | Prodigalidad, esplendidez | Generosidad, magnificencia | Avaricia, mezquindad |
| Honores, infamia | Arrogancia, ambición | Magnanimidad, humildad | Pusilanimidad sin ambición |
| Cólera | Irascibilidad | Dulzura | Falta de brío |
| Verdad | Arrogancia | Sinceridad | Disimulo |
| Agradar con bromas | Bufonería | Ingeniosidad | Desabrimiento |
| Agradar con seriedad | Adulación | Afabilidad | Mal humor |
| Emociones | Timidez, envidia | Vergüenza, justa indignación | Desvergüenza, malevolencia |
| Religión y política | Fanatismo | Respeto por ideas contrarias | Violencia |
Elaboración propia, con base en: https://www.lilisella.com/el-justo-medioAristóteles
Aristóteles y sus profundas reflexiones resuenan con fuerza en nuestro momento histórico: un mundo globalizado en el que la velocidad de la vida ha desdibujado mucho de la natural mediación que, como criaturas pensantes que somos, deberíamos mantener. La mediación desplazada por la inmediatez del mundo tecnificado ha hecho que en el exceso y el defecto, los extremos viciosos del actuar que identificó El Estagirita, estemos oscilando constantemente mientras ignoramos el gigantesco valor que tiene el tomar perspectiva y ubicarnos en el justo medio.
Conclusión
El justo medio aristotélico es la capacidad racional del ser humano de tomar decisiones prudentes, ubicadas en una posición intermedia entre el exceso y el defecto. Sólo alguien que actúa libre y equilibradamente, evitando irse a los extremos, es una persona virtuosa, la vida buena que todos anhelamos.
P.S: ¡Qué bueno sería que el mensaje aristotélico del justo medio llegara a oídos del uribismo y el petrismo!, los dos extremos en que ha degenerado la política colombiana.


Más historias
Se agrava el estado mental de Petro
Crónica # 1241 del maestro Gardeazábal: Las batallas imposibles se pueden dar
Las quimeras de Mamdani vs. las realidades de Cuomo