25 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

La universidad de ayer, excluyente y marginadora, no se reabrirá al pasado

Por Enrique E. Batista J., Ph. D.

https://paideianueva.blogspot.com/

“En 2035 poco se recordarán los tiempos cuando sólo los más ricos podían tener una formación postsecundaria adaptada a sus interés particulares. Para entonces se desharán los planes curriculares actuales a favor de rutas formativas específicas.” – R. Katz.

Es cierto que  las universidades tomarán un nuevo rumbo con un sustancial cambio en su papel social. Ellas, las que cambien con innovaciones sociales apropiadas, pueden ser muy importantes en el mundo que enfrentarán más allá de la presente pandemia.

La pandemia aceleró ver la realidad de los necesarios y urgentes cambios en los modelos educativos en todo el mundo. No será necesario que repiquen las campanas acompasadas con sus badajos anunciando que el cambio es ya, que ya empezó el cambio.

Ha llegado para bien el comienzo de una época. Superado el confinamiento no pueden las instituciones de educación superior regresar a un cómodo encerramiento en el pasado, sino que más bien debe ser el inicio creativo de distanciamiento frente a añejas prácticas universitarias improductivas y marginadoras. Se trata de superar el modelo de educación excluyente mediante la transformación esencial de su naturaleza actual apoyada en la bien reconocida capacidad potencial que tienen como instituciones de la inteligencia que, con alta sensibilidad frente a los problema que aquejan a las personas, a la sociedad y al planeta, lleven a cabo sus muy necesarios cambios de dirección apoyadas en sólidos procesos de innovación social.

También se ha mostrado que las  grietas  bien señaladas del viejo currículo se han abierto más y que se desploma el modelo que surgió hace más de 500 años. Ahora se ha bien reconocido que el aprendizaje electrónico (e – learning) es una opción formativa esencial y apta para muchos, que las interacciones que se crean para configurar nuevos ambientes digitales ofrecen oportunidades formativas de alto nivel para diversos grupos. Así mismo, se ha hecho evidente que ninguna forma de educación presencial puede prescindir del uso de los ambientes digitales para la promoción de los más altos logros educativos. Se ha hecho palpable, además, que el asunto de falta de conectividad es muy serio y que el acceso a Internet es un derecho negado, en todo el mundo, a las mayorías.

A manera de futurología Richard Katz (2018; https://rb.gy/jb0rx9) anticipa la vida de un estudiante universitario en 2035 como  un escenario imaginativo  para construir un mapa de ruta para la educación superior en ese año.

Para empezar, resalta el autor que los inversionistas están hoy dedicando cada año más de tres mil millones de dólares en tecnologías educativas, lo que tendrá efectos en las innovaciones que cambiarán a la educación postsecundaria. Como anticipo se pregunta si en 2035 los estudiantes escogerán entre programas de larga duración o micro cursos ofrecidos por gigantes tecnológicos y empresariales como Alibaba, Apple, Coursera, Sony, o de un catálogo de YouTube; indaga si los profesores estarán en cualquier lugar del mundo o serán “free lancers” o tal vez chat bots; si los alumnos usarán implantes protésicos para aprender nuevos idiomas o si dispositivos biónicos los dotarán de super sentidos; si aprenderán en un campus, en la casa o con “holo vestidos” (ambientes virtuales con hologramas).

Un recorrido hacia 2035 lo empieza Katz, quien escribió sus predicciones antes de la actual pandemia, en la década de 2010. Diez años después, en  2021 existirá, en su predicción, un consorcio de educación postsecundaria formado por las más ricas y prestigiosas universidades de varios lugares del mundo en alianza con grandes empresas tecnológicas y de otra índole como Alibaba, Apple, Disney, Facebook, Microsoft y Sony, así como con varios gobiernos nacionales. Desde su posición de poder y músculo financiero promoverán esas organizaciones experiencias reales irremplazables con sólidas conexiones con el mundo del trabajo, las industrias y los gobiernos, tendrán, además, abundantes recursos para la investigación científica. Poseerán plataformas para el aprendizaje y la evaluación de los alumnos quienes gastarán tres horas al día en plataformas como Facebook, YouTube o Coursera; los profesores conocerán e interpretarán la red social de aprendizaje de cada alumno con foco en el tiempo dedicado a la tarea de aprender. El aprendizaje en la educación postsecundaria será más social que nunca.

Para 2026 el gran sacudón de la educación postsecundaria empezará. Algunas instituciones no tendrán mercado ni fortaleza financiera o carecerán de la voluntad para unirse a un consorcio. Carentes de recursos humanos y tecnológicos del más alto nivel y altos costos de operación cerrarán o serán absorbidas por otras. Habrá un revolcón en el profesorado en esas instituciones. La enseñanza tendrá enfoques didácticos conocidos, pero  el aprendizaje  activo y experiencial será el puente entre el mundo académico y el del trabajo. El trabajo de los alumnos será apoyado por chatbots que permitirán motivar a los alumnos y enriquecer sus aprendizajes. Estoschatbots,en asocio con compañías de inteligencia artificial, se mejorarán de manera constante usando los datos evaluativos que ellos mismos generan. Abundarán los maker spaces como espacios para el aprendizaje activo y creativo basado en proyectos pertinentes.

En 2031  emergerá un nuevo ecosistema. Las instituciones de educación postsecundaria invertirán en el desarrollo de cursos y programas en línea, servicios de apoyo, micro credenciales y otras innovaciones. Los chatbots para la enseñanza y la asesoría académica eliminarán o reducirán presiones presupuestales exigentes. El currículo en los distintos consorcios se organizará bajo cuatro imperativos educativos: 1. Pensamiento crítico. 2. Diseño del pensamiento y pensamiento ingenieril. 3.  Fundamentos conceptuales de cada campo y 4. Práctica en el campo de formación.

Para ese mismo año habrá ofrecimiento de alternativas diferentes  de programas de formación acordes con los recursos financieros. Las instituciones de educación postsecundaria que se consideran orientadas a la investigación migrarán hacia institutos de investigación.

El proceso de transformación alcanzará, en la visión futurológica, su madurez en 2035. Las fronteras entre países  serán más estrechas y el flujo  transnacional de estudiantes será un desafió. Habrá desarrollos como los lentes de contacto para aprender en realidad virtual mixta, pantallas holográficas, entornos de visualización asistidos por computador (CAVES), implantes de traducción de idiomas en tiempo real y bots para la enseñanza, avances que harán innecesario anclar a los estudiantes en un campus.

Como se indicó arriba, los estudiantes escogerán entre programas de larga duración o micro cursos ofrecidos por gigantes tecnológicos y empresariales y se formarán en ambientes holográficos o en los escenarios virtuales que correspondan con la formación. Aquellos que  decidan no anclarse en un campus escogerán una institución de laRed Global Postsecundaria. Se abrirá, al fin, la posibilidad de un acceso amplio y financiable de acceso a una experiencia rica de calidad educativa, sin fronteras, con reconocimiento universal.

Reconoce  Katz, al construir escenarios imaginativos, que el ejercicio de la futurología es siempre incierto. Recoge de Niels Bohr la anotación de  que “la predicción es muy difícil en especial si se trata del futuro”, pero que si no podemos predecir el viento sí podemos ajustar el velamen para ponerlo a nuestro favor. Si no podemos imaginar el futuro si podemos prepararnos para él respondiendo a interrogantes sobre la naturaleza de las disrupciones en educación superior, sobre si se darán esas disrupciones a paso lento o como un big bang y si  muchas instituciones de educación superior desaparecerán o si cambiarán en su misión, modelo de negocios, mercados y métodos. Esto lleva a que se consideren las tecnologías que más afectarán la naturaleza de la educación superior sus programas, visión, focos poblacionales y métodos, y también a analizar los eventos políticos sociales y económicos que pueden oscurecer, parar, atrasar o acelerar el cambio (se agrega aquí, fuera del texto del autor, eventos como una pandemia).

Entre las miramientos que deben tenerse en cuenta en la muy necesaria transformación de las universidades están: Intensificación del acceso, asequibilidad y calidad; atender a procesos formativos personalizados; avances en el énfasis en las habilidades y conocimientos demostrados, en las micro credenciales y formación intensiva, en la capacidad de hacer o construir. Otros miramientos  tendrán que ver  con los efectos sobre la planta de profesores, de personal administrativo y de servicios, los espacios físicos y el énfasis en el aprendizaje para toda la vida. En todo caso, reafirma el autor Katz, que la mejor manera de predecir el futuro es crearlo.