La tasa de seguridad

Por Adriana M. Cardona López 

Dicen los que están obligados a pagar la tasa de seguridad en Antioquia que debemos subsidiarla porque son actos de pujanza y berraquera de los antioqueños que sin el gobierno central salimos adelante, y los estratos favorecidos para no pagarla son 1, 2, 3, y que estos van en coche y algunos van a los estadios y sus actos de beligerancia y mala conducta son premiados por el gobernador de Antioquia y el alcalde de Medellín, ya que estos debieron exigir a la Policía Metropolitana el cumplimiento de sus deberes.

Los hechos ocurridos en el Estadio Atanasio Girardot y su flamante partido de fútbol (62 heridos y dos amputados) fueron vergonzosos y con este acto se demuestra la vulnerabilidad en que estamos sometidos en materia de seguridad.

El Estado se vuelve una carga para los asociados que tributan y nos someten a premiar a los bandidos para no violarles su derecho a la libre personalidad y el derecho al recreo, y como todo está al revés, hace parte de la vida cívica y cultural de Colombia, legado de los chinos en la dinastía Tang.

Seguiremos brillando las botas a la Policía Nacional y subsidiando carreteras, y esta doble moral que lleva impregnado el ser humano nos describe el panorama de los falsos ambientalistas que al día de hoy guardan silencio y los alcaldes hacen campaña tibia y asolapada en el tema tan delicado como lo es “NO A LA PÓLVORA”, y que la noche del 30 de noviembre de 2025 no necesitó prueba alguna por ser un hecho notorio (noche de la alborada) donde se demuestra que a los agentes de policía se les olvido cómo es que se realizan los requerimientos y que sin consideración al ecosistema y el derecho de la colectividad, irrespetando los derechos de los ancianos, niños, animales y la tasa de seguridad será como el 4 x mil y nos someten.