
Por Darío Ruiz Gómez
Cuando la irracionalidad se ha apoderado como en Colombia de todas las instituciones públicas, de la política, de la educación e incluso de la misma religión sustituyendo la razón por un odio stávico es imposible hablar de diálogo y mucho menos de reconciliación y mucho menos como sucede en Colombia cuando son los bandidos quiénes “dialogan” entre sí, ajenos en su primitivismo a lo que supone la ley y ajenos por supuesto a lo que debe ser la justicia.
El bandolerismo que durante décadas asoló nuestras cordilleras centrales fue mutando ahora con el populismo a las aberraciones más desaforadas que incluso ya han desaparecido del continente africano.
La figura de una falsa india estilo “made in Hollyood en la Onu “informando” al mundo sobre el medio ambiente, da la medida de estas aberraciones donde se olvidó la ciencia en la explicación sobre los verdaderos responsables de la deforestación o sea del crecimiento de los sembrados de coca, del envenenamiento de los ríos, del desplazamientos de campesinos, de continuos atentados contra una fuerza pública dejada en total indefensión olvidando que el ser humano es parte determinante del medio ecológico que la barbarie está destruyendo, lo que olvida ese ridículo discurso sobre la Pacha Mamá leído por una ciudadana multimillonaria.
Canetti describió para prevenirnos de lo que supone el hecho de que desaparecida nuestra individualidad seamos convertidos en una masa informe que ni piensa ni reflexiona y solamente obedece órdenes. Cuando con su enorme lucidez Mario Vargas Llosa se refirió a “La llamada de la tribu” latente en este regresismo, describió el fenómeno que cultural y políticamente ha venido acompañando la oportunista transformación del antiguo materialismo científico en esta irrupción congestionada de las tribus en universidades, sindicatos de maestros y asociaciones de escritores de todo el país donde la razón fue sustituida por, tal como lo he venido describiendo desde hace años por inocuos sermones populistas y las horas de estudio y formación por sesiones de adoctrinamiento.
Lanzarse como candidato a la Presidencia del Perú no fue por mera vanidad sino como la respuesta directa de oponerse a la brutalidad de Sendero Luminoso y al peligroso populismo de Fujimori recordando con Ortega y Gasset que “la democracia liberal es la forma que en política ha representado la más alta voluntad de convivencia sin precedentes en la historia ya que el liberalismo es el derecho que la mayoría otorga a la minoría, la decisión de convivir con el enemigo”. Indeclinable posición moral que sabrá mantener en pleno auge de la mentira castrista en manos de los llamados intelectuales sumisos al radicalismo de izquierda, lo que naturalmente le trajo el odio y la persecución de nuestro estalinismo del cual fui testigo en un scracht perpetrado contra Mario en una Feria del Libro de Bogotá dirigido por Arturo Alape y sus secuaces.
Leer desde dentro lo que supone una dictadura – como la que describe en “La fiesta del chivo”, por ejemplo-, es mostrar lo que sucede hoy en un país como Cuba donde ya no hay seres humanos si no muertos en vida que se arrastran. Gran novelista, gran renovador del ensayo literario devolvió la fe en el papel que debe jugar frente a los totalitarismos el intelectual libre. Ser incluido en la biblioteca de la Pleiade es un honor solamente concedido a los más grandes escritores en Francia.
El antídoto para no volverse tribu o sea para no enajenar nuestra libertad, – tal como se continúa haciendo en Colombia- se basa en recordar la actualidad y vigencia de los guardianes de la libertad, Hayek, Popper, Aron, Isahia Berlin, Ortega y Gasset en un texto que es lectura obligada para quienes dudan aún de que estamos cercados por la brutalidad.
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