19 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

La rueda de la fortuna

Reynaldo Rueda

Por Horacio Toro 

Antes del partido con Ecuador, prácticamente todos los sabios analistas de fútbol estaban felices con el trabajo de Reinaldo Rueda, aplaudían a rabiar las convocatorias y en un monolito de aplausos veían con beneplácito lo que algunos criticábamos. 

 Pero, ni las penas son eternas ni la dicha permanente y hoy comenzaron a ver defectos, que no son nuevos, pero que con el empate ante Ecuador se dejó caer esa última hoja de parra que cubría la desnudez de nuestra realidad. 

El profe Rueda nos ha vuelto a hacer sentir algo que creíamos que ya habíamos superado, la angustia de la clasificación y haciendo un símil con el fútbol español donde el Atlético de Madrid hace la tercería con el Barcelona y el Real, acá sentíamos que después de Brasil y Argentina seguíamos nosotros sin ninguna duda. Pues no, Paraguay, Bolivia y sobre todo Ecuador nos demostraron que no somos el tercer equipo en Suramérica. 

Los errores de Rueda no solo son de forma sino de fondo. Ha hecho de la Selección un equipo desbalanceado, sin unidad y sin criterio futbolístico que depende de la genialidad de sus buenos jugadores y no de una estrategia propuesta por el técnico. De ahí los resultados que se resumen en dos triunfos y cuatro empates. 

¿Errores? Muchos, llenar el equipo de delanteros, hasta seis, pero no poner que les lleve el balón. Funciones y posiciones equivocadas de los jugadores. A Luis Díaz, Borré y Mateus de creadores, a Falcao de pívot (jugar de espaldas a la portería) a Cuadrado de delantero y a cobrador de tiros libres, a Mina de líbero y hasta a Quintero de defensor, solo para poner algunos ejemplos. 

El señor Rueda cree que llenar de delanteros un equipo es sinónimo de hacer muchos goles y ahí se equivoca, cero en los últimos tres partidos. La ausencia, por terquedad del técnico, de creadores como James o Cardona ha significado recargar a Quintero, cuando lo pone, y sobre todo ha significado improvisar creadores de juego que no han aparecido.  

Las pequeñas sociedades son buenas en el fútbol, pero, al señor Rueda no le gustan y los pone solos a que batallen contra dos o tres rivales, no busca rematar de media distancia, marca mal, todavía está pensando que Mina va a volver a hacer un gol de cabeza y repite esto hasta la saciedad. 

Rueda no lee los partidos. Con Bolivia, Uruguay y Paraguay teníamos mucho chance de ganar y desbarató el equipo en su mejor momento. Sueña con que Falcao o Cuadrado le resuelvan el partido, en fin, veo unos buenos jugadores mal dispuestos en la cancha. 

En algo tiene razón Rueda. Tenemos buenos jugadores capaces de lucir en cualquier liga del mundo, pero, eso no basta sino hay un técnico que armonice sus talentos, es por eso que esos mismos jugadores que no lucen en la Selección, son figuras inamovibles en sus clubes. 

El Colombo-Hondureño Reinaldo Rueda depende, cada día más, de que alguien le salve la vida o de que los rivales erren sus oportunidades de marcarnos gol, o de que se den los resultados de partidos sobre los que no tenemos ninguna injerencia, o todas las anteriores. Para soportar esta afirmación hay que recordar que el portero Ospina ha sido la figura, Uruguay ha hecho uno de nueve puntos posibles y han ganado Venezuela y Bolivia.  

La cifra mágica para clasificar es de 28 puntos, tenemos 16 y nos quedan tres partidos de local con Paraguay, Perú y Bolivia y tres de visitante, Brasil, Argentina y Venezuela. Supongamos que hacemos los nueve puntos en casa, ahora piensen ¿de dónde vamos a sacar los otros tres puntos? Posible obtenerlos, pues sí, probable tal vez no. 

La mala noticia es que tenemos problemas para la clasificación. La peor es que si clasificamos, en Qatar  lo que nos espera es más complejo y veo con angustia que seamos la tercera víctima, el tercer fracaso de Reinaldo Rueda después de Honduras, su patria alterna y de Ecuador.  

Entonces nos queda especular con que a Uruguay, Ecuador y a Chile les vaya menos bien que a nosotros y depender ahora con mayor razón de la Rueda de la fortuna.