20 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

La revolución bolivariana estrecha su cerco

Dario Ruiz

Por Darío Ruiz Gómez

Según informa Idania Chirinos en NTN24 conversando con una gran periodista venezolana, ya fueron devueltos por Gentil Duarte los ocho soldados que había secuestrado después de matar a 22 de ellos demostrando con esta acción bélica su rotunda victoria sobre el Ejército venezolano y sobre el Gobierno de Maduro.  

Recordemos que Gentil Duarte y sus Disidencias estaban en guerra con Márquez y Santrich quienes contaron con el apoyo del Ejército de Maduro y en medio de estas refriegas la aviación ametralló a la población civil lo que produjo el desplazamiento de cerca de 5000 habitantes hacia Arauca en Colombia. 

La pregunta que las dos periodistas se hacen ante esta entrega es lógica: ¿Qué tipo de concesiones debió hacerle Maduro a Gentil Duarte? La respuesta es que a Duarte le concedieron el derecho a los territorios que actualmente domina también en el Zulia y el Táchira. Con los Estados que están bajo el dominio de Pablitos o sea el ELN y la Narcotalia de Márquez media Venezuela estaría próxima a ser declarada   entonces como un “territorio libre”. Calificativo que ya habían aplicado en Colombia, pero para el mantenimiento de los secuestrados, para construir numerosas pistas de aterrizaje de las avionetas con cocaína luego de construir una extensa red de carreteras, algo difícil de imaginar en lo que hasta entonces llegamos a considerar como una rústica guerrilla rural.  

Lo que importa ahora es preguntarnos de manera urgente sobre lo que supone para Colombia la victoria de Gentil Duarte y la desmembración territorial de Venezuela. Y lo hago porque el cerco que se hace hoy sobre el Huila, sobre el Meta- denunciado una y otra vez por su Gobernador- sobre el Vichada, el Vaupés, Putumayo y el Sur con Nariño y Cauca, el Valle está encaminado a cerrar este asedio y declararlos como nuevos territorios libres precisamente. Afortunadamente la izquierda perdió las elecciones en Ecuador. 

El Paro Armado Nacional, como se va aclarando, es un hábil sofisma de distracción pero esto es lo que no ha sabido leer un gobierno que es ajeno por su estricta formación de ejecutivos empresariales a enfrentar lo que constituye una confrontación ideológica, un peligro inminente para la civilización. El Manual del buen revolucionario de Lenin leído por muchas generaciones de estudiantes y obreros, intelectuales   atestigua lo que digo y es muy claro, en lo que respecta al ablandamiento de la opinión pública y al recurso final de un Paro Armado Nacional.  

¿Quién, repito, niega la existencia de la desigualdad social, de la inequidad, de la injusticia social? Una cosa es su condenable utilización como señuelo  estratégicas para un Paro Nacional y sus secuelas de crueldad y de acoso al verdadero pueblo trabajador  y  también que estas reivindicaciones justas las termine manipulando para sus proyectos bolivarianos un grupo de desalmados tal como está sucediendo en Colombia donde finalmente la exacerbación de las  protestas han terminado, repito, por convertirse en su implosión en una persecución contra las clases más modestas.  

No olvidemos que en el lanzamiento del Movimiento Bolivariano en el año 2000 las FARC reveló la creación de “territorios libres” para sus intelectuales, profesores, obreros suyos que “irían” a ser perseguidos por la “dictadura capitalista” tal como lo anunció su director Alfonso Cano y también su gregario Pablo Catatumbo.  

Ningún poeta, escritor, cantautor social, teatrero se le midió, sin embargo, a vivir en alguno de estos anticipados paraísos socialistas y a escribir “desde la clandestinidad”.  

Como vemos el Plan de la Revolución Bolivariana nunca desapareció y vuelve a entrar en escena en estas protestas  

¿Cuál es entonces el modelo de gobierno que Petro ha escogido? El obsceno rostro de Fabio Arias ese falso redentor social con halitosis, mancillando la imagen del estudiantado, es también el anuncio de lo que sería Colombia de llegar a caer en el “bolivarianismo”.  

Pero no caerá, Colombia no caerá.