19 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

La reacción burguesa

Dario Ruiz

Por Darío Ruiz Gómez

En “La ciudad Medieval” que escribió en un campo de concentración alemán, Henry Pirenne, analizó la estructura de una ciudad refugio donde se fueron conformando espacios sociales definitorios, el burgo, concretamente donde vivían los artesanos y comerciantes que pasaron a llamarse burgueses.  

En la revolución de Cromwell en Inglaterra esta clase de comerciantes, terratenientes, banqueros que habían dado una extraordinaria dinámica a la economía capitalista exigió su representatividad en el Parlamento y la tuvo.  

Ahí nace la Democracia moderna, la filosofía del individuo y su derecho a pensar distinto, el habeas corpus o sea el derecho a no ser condenado sin haber sido escuchado antes por los jueces. Ser burgués no constituye algo condenable tal como suele señalarse hoy en la jerga de nuestros populistas ya que la gran clase media que se ha ido creando en el país es precisamente una clase burguesa en su modo de vida, en la espacialidad de sus barrios, de su arquitectura como conquista de un progreso económico y de la urbanización del país. Y ¿Quién no quiere vivir mejor? ¿No viven hoy los chinos de China no como proletarios sino como pequeños burgueses? 

El proletariado es considerado por Marx como una fuerza negativa en la medida en que al pretender cambiar su situación de pobreza quieren vivir con las comodidades y derechos de un burgués. Sólo que bajo la dictadura del Partido Comunista fueron sometidos a vivir en la miseria. Defender el derecho de la igualdad social con libertad ha constituido paradójicamente una tarea de los llamados pensadores conservadores, “reaccionarios” perseguidos, asesinados, condenados a mazmorras por quienes se dedican al ejercicio de esas formas de opresión que se disfrazan en reivindicaciones étnicas, laborales, tal como hemos visto y seguimos viendo en Colombia. Una República laica presupone el respeto hacia todas las otras formas de credos o militancias políticas mientras que hoy la intolerancia del pensamiento Único es contraria a este respeto a la diversidad de opiniones ¿Quién si no la República concedió en Colombia la libertad a los esclavos? ¿Quién reconoció la diversidad racial, sexual o sea la vigencia de una sociedad plural, el derecho de los Sindicatos?  

Seguramente por mantenerse en una perpetua asamblea no se han dado cuenta los reclamantes histéricos que destruyen los bienes públicos que, hace tiempos, les fue concedida la educación gratuita a todos los grupos pobres, a indígenas, lGTB, de manera que están eludiendo su verdadera responsabilidad de hacerse dignos ante sus comunidades mediante el rigor del estudio, de obtener tener voz como ciudadanas(os) y no desde los desafueros de unos militantes manipulados por resentidos sociales. Pasar de la servidumbre de los atavismos a unas formas más abyectas de servidumbre donde el derecho a la voz que reclamaban se pierde entre el estruendo de la turba en que los han convertido, algo no solo paradójico sino de extrema crueldad.  

La imagen de maestros, estudiantes, quedó convertida en trizas por el calculado ataque de este populismo hacia el “Estado burgués”. “Miren, miren, decía un energúmeno locutor de una de estas manifestaciones, ahí viven los ricos y vamos por ellos”.  

Recuerden a Chávez señalando a “los ricos” mientras su familia se enriquecía y el pueblo se iba empobreciendo, recuerden a Ortega y Rosario la “Chamana” en Nicaragua con su esnobismo de nuevos ricos y la miseria de las gentes. La cultura como crítica es remplazada por el fanático y el zombie. 

Lo que se ha dado en Colombia a través de este terrorismo cotidiano es pues, recordemos, el asalto del hombre, del vulgo y no del pueblo ya que en el populismo no se da identificación alguna con las clases pobres, sino un populacherismo que permite a sus dirigentes vivir como los odiados burgueses, en barrios burgueses y que sus hijos (as) estudien en colegios y universidades privadas. Fácil de comprobar. 

¿Se ha dado alguna vez una cultura proletaria capaz como lo han enunciado una y otra vez los teóricos criollos del materialismo histórico de acabar con el legado vivo de la gran cultura burguesa de Europa?  

A esta tradición pertenece el concepto de misión de la Universidad, de educación, de cultura, así como también la enérgica respuesta de los pensadores “reaccionarios” que defienden el humanismo como fuente inagotable de libertad y de compromiso ético con la democracia.  

P. D. El método de la vejación moral de la JEP a las víctimas de secuestro por parte de las FARC: “permitir” que éstas narren las atroces vejaciones a que fueron sometidas por parte de estos desalmados sabiendo de antemano que Losada y sus compinches iban a tratar de humillarlos públicamente negándose a pedirles perdón. La muerte de la imagen, la anulación de la Ley y del Derecho.