25 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

La política cuqui

Dario Ruiz

Por Darío Ruiz Gómez 

El pensador inglés Simón May y al cual he referenciado en esta columna ha escrito valiosos  ensayos sobre la cultura actual  y su ensayo “La estética Cuqui” continúa teniendo  una amplia repercusión pública en el análisis de grupos jóvenes, millenials, hipsters definidos por su indiferencia frente a la vida comunitaria, y por haber incorporado lo que llaman una estética mañé en sus diseños de peluches rosados, sillones verdeamarillo y el ternurismo como estética de las emociones.  

Lo que no se había previsto fue la influencia de esta estética en los grupos de gentes de edad en esa tendencia, por ejemplo, a mirar con ternurismo – no con humanidad- al asesino, al terrorista, por considerarlos “víctimas” de la sociedad. Cualquier video sobre un empresario, hacendado, industrial, actor o política(o) nos descubre el panorama de un gusto caracterizado por una cursilería pretenciosa o por la afición a una música donde en mansiones ostentosas con más ostentosas caballerizas y mujeres jóvenes levantando la copa de vino con el pulgar en alto y el cantante disfrazado de ranchero de las galaxias nos recuerda las “traiciones de las malas mujeres” y el papel de las cantinas de pueblo trasladadas a la sala de esas mansiones para “ahogar las penas de amor”.  

¿No es esta estética populachera la que han puesto a cantar a nuestros niños y niñas, mujeres y hombres y mujeres de edad-como lo ilustran los concursos de voces en tv?, ¿O lo ilustran miserablemente las miles de emisoras repitiendo cansinamente las rancheras de los años 60? La cursilería como ideología cultural– no lo duden- impuesta por algún Cartel mexicano – las FARC y sus corridos revolucionarios- a través de este melcochudo sentimentalismo tiene como objetivo, como señala May, degradar los últimos vestigios de una sociedad racional y lograr que frente a la violencia respondamos no con el debido criterio moral sino con un infantilismo mental que disculpe pero no condene a los delincuentes. 

Lo Cuqui – fenómeno estético propio de niños grandes que hoy permea nuestra política a cualquier nivel social- como recuerda May detrás de su ternurismo, de su supuesta bobería puede esconder –como de hecho lo hace- un reverso tenebroso, oscuro, malévolo, Pactos, Alianzas, Uniones electorales donde los firmantes que dicen representar las bases populares, recurren a una imagen deformada del campesino(a) y del obrero(a) intentando lavar su pasado político.  

Recurrí de nuevo a May siguiendo en estos días la política colombiana porque viviendo como estamos el clamoroso descrédito de las viejas costumbres políticas, de la figura mediadora del político(a) y comprobando con estupefacción que la mayoría de estos políticos(as) seguramente por pura incapacidad mental continúan machacando una retórica que de envejecida se ha hecho Cuqui debo declarar que ya en el caso de los dos Gaviria, Fajardo, Robledo, de la Calle, Galán, Cristo, como de los Sanguino, Benedetti, Roy Barreras, la Sandino, Vargas Lleras, Timoschenko, etc hay que hablar de un cuquismo melancólico de tiernos ignorantes, juguetes artesanales, caricaturas de los grandes líderes del pasado, algo que viene  enmarcado por la imperdonable  ignorancia de no saber distinguir entre el bien y el mal. 

Es en un momento tan crucial como el que vivimos  cuando la rabiosa estigmatización hacia la Derecha por parte de una izquierda ilegítima debe llevar a  quienes nunca tuvieron temor alguno de ser tachados de “derechistas” a levantar la voz por encima de la censura y la persecución, como en la erguida respuesta de Camus, de Raymond Aron, de Mauriac, de Merleau-Ponty de acompañar a De Gaulle para salvar a Francia en momentos en que la izquierda apoyaba  a los soviéticos.  

No hay duda alguna de que quien hable fuerte, con la energía moral de quien defiende un legado de la civilización que no puede perderse será la voz que derrote a estos emisarios del terror y la matanza y que rescate nuestra tradición de democracia.  

PD Lo Cuqui de la “Colombia humana” es un pleonasmo.