28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

La peste

carlos alberto

Por Carlos Alberto Ospina M.  

Los procesos de transformación que requiere la sociedad colombiana no serán consecuentes ni profundos durante el tiempo que se mezclen dobleces, populismo y fanatismo. Del todo es incoherente la pretensión mesiánica de individuos vinculados con un pasado violento, crímenes de lesa humanidad, secuestro, extorsión, desplazamiento forzado, reclutamiento de niños, falsos positivos y delitos de acceso carnal. 

¿Qué cambios se pueden esperar de aquellos que reproducen los antivalores? Sin ética ni principios decentes el país seguirá encallado. ‘Quien tuvo, retuvo’ y lo malo siempre prevalece en la personalidad, el carácter y el espíritu turbio de varios sujetos que se aprovechan de los procesos de reinserción, amnistía, acuerdos, leyes y tribunales especiales para erigirse, dizque, en hombres de verdad. Error aprehendido y engaño a desenmascarar. 

La absolución general de guerrilleros, paramilitares y agentes del Estado no concede, por sí, patente en blanco para creerse representantes de la veracidad, máxime cuando dicen lo contrario de lo que son. Es muy fácil confirmar las incongruencias y los desórdenes mentales de ensayados populistas que, en cierta manera, son el producto del juicio criminal que nunca, léase bien, declaró su inocencia.  

Ahora mismo, los bandidos se toman la vocería de señalar el “mejor camino” para el país y encabezar algunos movimientos supuestamente en pro de la institucionalidad. Un arsenal de mentiras movido por objetivos totalitarios e intereses corruptos que, menos de lo debido, busca el bienestar general. 

El creador de las nefastas cárceles del pueblo, aliado del siniestro narcotraficante Pablo Escobar, quien defecaba encima de los secuestrados, reconocido torturador, inepto exalcalde, malversador de recursos públicos, farsante patológico; promotor de odios y asonadas; solapado guardador de fajos de billetes producto de sobornos e hipócrita anarquista; entre otras cuestiones adjetivas que le son propias, en un plano horizontal y democrático, está impedido moralmente para aspirar a la presidencia de la República. El que nos vendió la degradación, las acciones maléficas y la indolencia como forma de lucha simboliza todo lo opuesto a la humildad, la justicia social y la libertad. En resumen, otro ambicioso y disfrazado subyugador. 

A semejanza de peste bubónica, en el tejido social colombiano abundan hacedores de monedas falsas que, primero, bailan como perros rabiosos en un partido político y luego, por arte de magia se convierten en travestistas ideológicos. ¿A quiénes pueden interpretar los acomodados babosos? Solo a los bobos y a los despersonalizados. 

¿Son ejemplo los embaucadores de turno? ¡Ni a palos! El defensor de oficio de delincuentes, traficantes de drogas y violadores reincidentes, quien aparece en los computadores del guerrillero dado de baja, alias Raúl Reyes, hoy funge de paño de cáliz y esencia íntegra de la nación. Sí, ese mismo, que salió a escudar al sanguinario y letal Jesús Santrich, pidiendo a gritos la libertad de un actor desalmado.  

Muchas personas se desgarran la garganta hablando de corrupción, a la vez participan en contratos fragmentados con apariencia de legalidad, ‘comen callados” delante de las irregularidades de unas administraciones municipales y aplauden la gestión de mediocres alcaldes electos gracias a las presiones de las organizaciones criminales.  

No hay derecho que la búsqueda de la verdad esté más cerca del conjuro y la ficción que del lado de la justicia cierta. 

Enfoque crítico – pie de página. Da lástima la forma de hacer política. Estamos llenos de burros cargados de letras.