23 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

La nueva lengua totalitaria

Dario Ruiz

Por Darío Ruiz Gómez 

Los titubeos, los maquillajes en el lenguaje del actual gobierno marchan de la mano de las evidentes falencias de sus teóricos para lograr cohesionar un lenguaje “revolucionario” que les sirva para imponer su ideología a través de lo que George Orwell llamó –perdónenme que cite de nuevo “1984” pero es lo mejor que define nuestra situación-  una “neolengua” petrista. La guerra entre Ucrania y Rusia como lo advirtieron los mejores analistas es un problema de lenguajes ya que la diferencia entre un lenguaje que nace desde la libertad no puede equipararse nunca a los lenguajes totalitarios que –permítanme que siga siendo reiterativo- imponen consignas y disfrazan la realidad. Ya escuchamos al Canciller   Sergei Lavrov en medio de las carcajadas del público en la India decir cínicamente que “Ucrania había invadido a Rusia”. Nuestro Presidente ha afirmado en un twiter que “no hay nada más democrático que el cerebro” y que “el lenguaje nace entre la multitud” o sea que es un hecho “colectivo” y no el esfuerzo de un individuo para aprehender la realidad, la singular experiencia de la vida. Todos vimos el ataque fríamente calculado para quemar las oficinas de la firma petrolera y humillar con saña a 78 policías, degollando a un joven policía y todos sorprendidos y escandalizados escuchamos al ministro Prada in situ calificar como “un cerco humanitario” esta capacidad de violencia por parte de la eufemísticamente llamada “Guardia Campesina”. El secuestro es un delito mayor que no puede seguir siendo exonerado por nuestra justicia bajo el eufemismo de “retención revolucionaria” La facilidad con que se recurre al eufemismo por parte del gobierno es una demostración de la manera con que a través de un lenguaje adulterado – “se descontextualizó lo que dije”- se va desacreditando la tarea de la palabra de buscar la verdad y convirtiendo a la información en desinformación abierta. ¿Eran cinco mil los “campesinos” que intentaron quemar la petrolera, de dónde fueron traídos? El ministro de Defensa acaba de decir que no se atendió con rapidez los llamados angustiosos de los policías porque ante la protesta de “miles” de campesinos” la presencia de las Fuerzas Armadas hubiera podido precipitar una tragedia”. No dijo y explicó a la ciudadanía que ya estaba y está vigente la orden de no atacar a las Disidencias de las Farc.

Lo que ha venido a descubrirse es que este contingente del “Nuevo  Esmad” –diseñado entre otros por  la “especialista”  Aurora Boreal, Gustavo Bolívar y  altos asesores de la misma Policía- estaba desarmado tal como lo había impuesto ese “nuevo diseño”, lo cual constituye una  falta  gravísima  de responsabilidad  de los mandos militares  al poner insensatamente en peligro las vidas de estos muchachos sabiendo que el Caguán es uno de los objetivos de las Farc para el establecimiento previo a las  nuevas  Conversaciones de Paz de sus territorios conquistados y reclamados tal como lo está haciendo el ELN con sus guerras de exterminio. El mismo ministro con su voz imprecisa y después del más reciente asesinato de un soldado por las “Disidencias” en La Plata (Huila) confesó “que desconocía que la Disidencias carecían de un mando central”. Y en base a estos eufemismos cada asesinato semanal de policías y soldados tiene una justificación verbal y la condena de estos grupos por sus delitos de lesa humanidad se esfuman con el flash de las noticias de diario consumo, de manera que nos estamos convirtiendo en una sociedad egoísta, sorda al dolor de los demás y finalmente cómplice de esta tragedia.