24 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

La nueva Colombia puede volar, pero con los pies en la tierra

por: Jorge Alberto Velazques Pelaez

El mundo avanza en la 4RI, en la Globalización 4.0, pero sigue comiendo y vistiéndose, sigue comprando artículos para los hogares, y joyas para las vanidades, y por lo tanto, necesita proveedores de todo ello, mientras simultáneamente se avanza con la Cuarta Revolución Industrial y con el 5G

Podemos, y seguramente debemos, pensar en robots o exoesqueletos, pero, reitero, sin olvidar que hay jóvenes, profesionales, técnicos y tecnólogos, campesinos, y mujeres cabeza

Colombia mejoró de salud desde el pasado domingo, y si bien todavía requiere de más medicinas para una total recuperación que le permita caminar sin inconvenientes, y recortar distancias con otras naciones siempre aliviadas y muy veloces, al menos es un buen comienzo. Bogotá, Antioquia, y obviamente la pujante Barranquilla, serán muy posiblemente punta de lanza para la nueva ruta que trazará nuestro país, ojalá acompañadas esas ciudades y regiones por un Gobierno Nacional que todavía no camina. Prácticamente todos los programas de gobierno presentados por los candidatos electos tienen un lugar común: la alianza mundial para erradicar la pobreza, promover la prosperidad, proteger el medio ambiente y hacer frente al cambio climático, con sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entre los cuales destaco la educación, el empoderamiento de las mujeres, el crecimiento económico, la industrialización inclusiva y sostenible, y el fomento a la innovación. No obstante, hay obvias diferencias entre los programas presentados respecto a propuestas específicas de consideración regional o local, como es el caso, por ejemplo, de Medellín, donde el nuevo burgomaestre Daniel Quintero espera abordar con prioridad la conversión de su ciudad en un valle de software, y realizar un amplio trabajo para la Cuarta Revolución Industrial (4RI), el nuevo desafío mundial, que coincide hoy con una mayor multipolaridad, restricciones ecológicas, desigualdad, y cooperación público-privada global, todo ello marcando el comienzo de una nueva era, la Globalización 4.0. El lenguaje que escucharemos entonces en los próximos días desde gobernaciones y alcaldías será más o menos así: Internet de las Cosas (IoT), cómputo en la nube, Big Data y Analytics, desarrollo de almacenamiento de energía, ciberseguridad, nanotecnología, tecnología digital, digitalización de entornos sociales, BIT/NESS, Aula Ubicua, Materialización Digital, Exo Esqueletos, Datos Vivos. Si lo hubiera escrito en mandarín se entendería igual. Sin embargo, es la realidad, es el futuro, y el futuro es hoy, pues como diría mi recordado y sabio maestro, Joaquín Vallejo Arbeláez, el tiempo no existe. Y si ese va a ser el discurso, y si sobre ese discurso se diseñarán los planes de desarrollo, ¿qué pasará con los 50 litros diarios de leche de Don Jenaro en San Pedro, con las achiras de Altamira, las tilapias de Cereté, o el plátano del Quindío? El mundo avanza en la 4RI, en la Globalización 4.0, pero sigue comiendo y vistiéndose, sigue comprando artículos para los hogares, y joyas para las vanidades, y por lo tanto, necesita proveedores de todo ello, mientras simultáneamente se avanza con la Cuarta Revolución Industrial y con el 5G. Es por eso que no deberían nuestros líderes enfocarse mental y programáticamente en la monotemática de las nuevas tecnologías, dejando de lado lo más importante en el corto plazo, que es generar nuevos empleos para quienes hoy los necesitan, y que nada tienen que ver, por ejemplo, con inteligencia de las cosas, o con el Blockchain. Hace pocos días un buen amigo me recordaba cómo algunos de nuestros pioneros empresarios, después de viajar en barco a Europa, regresaban con objetos y cosas que luego copiaban o mejoraban para nuestro mercado, creando así muchas de las empresas que participaron en lo que podríamos llamar la Primera Revolución Industrial colombiana. Podemos, y seguramente debemos, pensar en robots o exoesqueletos, pero, reitero, sin olvidar que hay jóvenes, profesionales, técnicos y tecnólogos, campesinos, y mujeres cabeza de familia, que necesitan trabajar; no hay que olvidar, además, que muchas empresas peligran y sin apoyo no alcanzarán a vivir la era de la 4RI. Qué bueno comprender, hablar, y trabajar en inteligencia artificial, pero fomentando la creación de nuevas empresas que hagan las cosas simples, como hasta ahora se hacen: confeccionar prendas de vestir, enlatar legumbres, envasar salsas, hornear vajillas cerámicas, cultivar frutas, fabricar joyas, o procesar aguacates. Son enormes las enormes oportunidades comerciales que existen a favor nuestro en el mercado global, y espero que se consideren en la formulación de los planes de desarrollo que los gobernantes tendrán que presentar para su posesión; muchos de ellos seguramente, para estar a la moda, hablarán de la Cuarta Revolución Industrial, y quizás hasta leamos algo como “la inteligencia de las cosas para la producción de panelitas de arequipe” en algún plan municipal. Reitero, Colombia está desindustrializada, y tampoco siembra ni pesca, y no hay propuestas importantes para recuperarla en esos campos; no hay inversiones productivas, no hay crecimiento de las empresas, no hay internacionalización, no hay desarrollo de nuevos productos y de nuevas apuestas productivas. Quizás necesitamos robots e inteligencias artificiales que nos ayuden a “pensar” cómo hacer de nuestro país un protagonista del comercio mundial.