
Descripción: escritor
Por Darío Ruiz Gómez
Colombia arde desde sus cuatro puntos cardinales tal como con un desconocido énfasis lo acaban de señalar dos representantes de la ONU, después de presentar su inquietante informe sobre la actual situación de violencia en el país: aumenta el número de cuadrillas de facinerosos en nuestros territorios, el número de niños y de niñas reclutados, prostituidos, el asesinato de líderes sociales, el asalto a carreteras, la carnetización de nuestros campesinos por estas bandas de asesinos calificados por nuestra Justicia como “actores políticos” y dedicados impunemente al saqueo, los incendios de poblados, la destrucción de escuelas, el asesinato de policías, la siembra de minas antipersonales –como el tétrico y repetido leiv motiv de un coro funerario o sea que la llamada “Guerra sucia” condenada por el Derecho Universal y que creíamos superada históricamente ha cobrado una demoníaca presencia en esta bien calculada destrucción de nuestra nación al hacer cesiones de los principios inalienables de la justicia a los teroristas.
¿Cómo actuaron los distintos grupos terroristas en la balkanización de la exYugoeslavia? ¿Cómo lo están haciendo en Colombia en su objetivo de “fundar la Nueva Patria” destruyendo la vieja Patria?
Vuelvo a preguntar. ¿Qué se hicieron nuestros Jueces y Magistrados(as) si estos son delitos atroces que deben ser juzgados por la Justicia ordinaria si no es que ésta ya se ha refundado en la justicia totalitaria?
Como el Barón de Itararé el genial humorista brasileño (Aparicio Fernando de Brinkerhoff) lo dijo en una magnífica definición: “Si hay un idiota en el poder, es porque quienes le eligieron están bien representados”.
Lo que nos lleva a una anomalía que ya ha sido analizada por diversos teóricos políticos como lo es la idiotización de una sociedad, su ablandamiento moral, su incapacidad para tomar decisiones necesarias frente a la catástrofe, sociedades como la española arrastradas hacia la infamia, lo que por fortuna no creo que esté sucediendo en Colombia donde las reacciones de los diversos estamentos ciudadanos ante estas tropelías crece día a día colocando contra la cuerda precisamente a los encargados de responder con la respuesta de una sanción penal inmediata, a estas estrategias que unas “Mesas de Conversaciones” amparan legalmente.
El alarmante informe de la ONU señala que no solo son Cauca y Nariño los territorios agredidos sino que bajo esta misma intensidad agresora y bajo la complicidad de la “Paz total” lo está haciendo en el Putumayo, Arauca, Huila, Tolima, Norte de Santander, Córdoba, el Norte de Antioquia, regiones que permanecen ignoradas por nuestros llamados medios de comunicación, por nuestros politólogos que los siguen considerando como tierras salvajes donde cualquier tipo de violencia se puede ejercer ante la ausencia de gobernabilidad del Estado.
¿La portavocía de estas comunidades no era lo que reclamaba como tarea el llamado Pacto Histórico, las Curules de las Víctimas?
¿Dónde están ahora los llamados – vuelvo y volveré a preguntar- “Intelectuales por la Paz, los furibundos(as) defensores(as) de los Derechos Humanos y de los pueblos ancestrales, los Defensores del Medio Ambiente? ¿Dónde los Colectivos de Abogados que se hacen los de la vista gorda ante el confinamiento violento de comunidades enteras? ¿Incautos o bobos(as) ya seducidos irremediablemente por los oropeles de la vida parlamentaria, la rentabilidad de Fundaciones y ONG dedicadas supuestamente a defender derechos de la ciudadanía pero que vergonzosamente parecen desconocer?
Recordemos a Brecht. “Quienes ríen aún no han recibido la terrible noticia”.
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